REPOSO DEL
SEÑOR
Texto: Hebreos 4:1-13
Introducción
¿Qué
es descanso, reposo? ¿Será que el tenemos una idea de reposo como sinónimo de
no hacer nada, de no trabajar, como una jubilación eterna? ¿Qué es lo que hemos
aprendido en los capítulos anteriores?
Hasta
el momento se ha enfatizado que en las Escrituras hay cuatro ideas sobre el
significado del reposo de Dios (Sabbath):
1) Es el
sétimo día de la creación (o Sabbath) donde Dios reposó de toda su obra (Gn. 2:2; Heb. 4:4-6).
2) La tierra
prometida de Canaán, para el pueblo de Israel que salió de Egipto (Dt. 12:8-12; Salmo 95).
3) Paz con
Dios, mediante Cristo Jesús (Mt. 12:28;
Heb. 4:1, 3, 8-11).
4) Vida eterna
futura con Cristo (Heb. 4:8-11).
Para
los tratamientos de nuestro texto, los cuatro significados son integrados, para
explicar la profunda necesidad que tienen los creyentes de reposar en Dios,
dado los ejemplos históricos del descanso de Dios y la imposibilidad del pueblo
de Israel de entrar en el reposo del Señor.
Eso
nos servirá de ejemplo y exhortación, para tomar otra decisión diferente que
nos lleve a fortalecer nuestra relación y comunión con Dios. La clave del
peregrinaje de los creyentes, no es cómo se inicia en la fe, sino cómo
terminamos. Recordar lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, nos motiva a seguir
hacia adelante, para proseguir hacia la meta de llamado en Cristo Jesús.
I.
Temamos
(vv. 1-3)
Por eso, mientras siga
en pie la promesa de descansar con Dios, debemos tener cuidado. Sería una
lástima que alguno de ustedes no pudiera recibir de Dios ese descanso. Porque
nosotros oímos la buena noticia, igual que aquellos israelitas que salieron de
Egipto. Sólo que a ellos no les sirvió de nada oírla, porque no creyeron en el
mensaje.
(Pero) Nosotros, en
cambio, los que sí hemos creído en la buena noticia, disfrutaremos de la paz y
de la tranquilidad que Dios nos ha prometido. Pero a los que no creyeron, Dios
les dijo: «Por eso, ya enojado decidí: “No voy a permitirles entrar en la
tierra prometida, donde los haré descansar.”» Dios dijo esto, refiriéndose a su
descanso cuando terminó de crear el mundo. (TLA)
a) ¿A qué? A
tener la promesa de entrar en el reposo y no entrar.
b) El pueblo
de Israel escuchó el anuncio de la Palabra del Señor, pero no entraron por no
tener fe.
c) Lo que
hemos creído (tener fe en la palabra de Dios) entramos en el reposo.
Aplicación:
¿Qué
tenemos que aprender? Evidentemente, este texto nos lleva a reflexionar sobre
nuestro caminar en el Señor, si al escuchar la Palabra de Dios, la acompañamos
de fe para seguir al Señor. Sigue la misma exhortación, a no ser oidores
olvidadizos; que oyen semanalmente o diariamente, la Palabra de Dios, pero no
la obedecen en fe. Eso hace que no disfrutemos de la paz y la tranquilidad de
lo que significa vivir bajo la sombra del omnipotente Dios.
II.
Evidencia
bíblica (vv. 4-9)
Porque en alguna parte
de la Biblia se habla así del día sábado: «En el séptimo día Dios descansó de
todo su trabajo.» Y en cuanto a este
punto, vuelve a decir: «Ustedes jamás entrarán en mi lugar de reposo.» Los primeros
en oír la buena noticia desobedecieron a Dios, y por eso no pudieron recibir su
descanso. Pero la promesa de Dios sigue en pie, porque él nos dio una nueva
oportunidad, como lo dijo por medio de David en el pasaje de la Biblia, que ya
mencionamos: «Si hoy escuchan la voz de Dios, no sean tan tercos.» Si Josué
hubiera podido hacer que los israelitas descansaran realmente en paz y
tranquilidad, Dios no habría hablado de otra oportunidad. Pero todavía
esperamos el día en que nosotros, el pueblo de Dios, recibiremos el descanso
que Dios nos ha prometido (TLA).
a)
El descanso
de Dios.
El
teólogo holandés, Bavinck escribió lo siguiente sobre el descanso de Dios,
después de su obra de creación:
“Cuando
Dios completó la obra que había hecho al séptimo día, Él descansó al séptimo
día de toda su obra (Gén. 2:2; Éxo. 20:11; 31:17). De esta manera la Escritura
describe la transición de la obra de creación a la de preservación. Como la
Escritura también aclara (Isa. 40:28), este descanso no fue ocasionado por la
fatiga, ni consistía en que Dios estaba por allí haciendo nada. El crear, para
Dios, no es trabajo, y el preservar no es descanso. El “descanso” de Dios
únicamente indica que Él cesó de producir nuevas clases de cosas (Ecle. 1:9,10); que la obra de la
creación, en el sentido limitado y verdadero de producir cosas de la nada
(productio rerum ex nihilo), había terminado; y que Él se deleitaba en su obra
completada con satisfacción divina (Gén.
1:31; Éxo. 31:17; Sal. 104:31).”[2]
El
descanso de Dios es el disfrute de su obra creadora, el deleite que Dios tiene
en ver su creación desarrollarse y alcanzar el designio para la cual fue
creada.
¿Por
qué Dios se deleita en su obra creadora? En su libro, Los Deleites de Dios, el
pastor John Piper nos da cinco razones por las que Dios se deleita en Su obra
creadora. Dios se regocija en sus obras porque:
1) Estas son
una expresión de su gloria.
2) Ellas lo
alaban.
3) A través de
ellas se revela su sabiduría.
4) Ellas
revelan su poder incomparable.
5) Ellas nos
conducen más allá de sí mismas. Nos conducen a Dios.[3]
b)
Entrar en
el reposo con Dios.
Aquí
está la invitación, de entrar en el reposo con Dios, para admirar Su obra. Hay
una escena en la película el Rey León, donde el rey de la planicie Mufasa lleva
a su hijo, Simba para que admiren sus dominios[4],
están admirando su reino. Eso mismo quiere el Señor que entremos con Él en Su
reposo, que admiremos su obra.
La
generación que salió de la esclavitud de Egipto, no entró en el reposo (admirar
la obra de Dios) en la tierra de Canaán, porque fueron desobedientes. Ese es el
peligro que podemos correr, si en vez de admirar lo que Dios hizo y está
haciendo, seamos desobedientes a Su santa voluntad.
En el versículo 9, aparece una palabra:
“reposo”, que viene de la palabra griega sabbatismos
(σαββατισμός, G4520),
observancia del día de reposo. Se utiliza en Heb. 4.9: «un reposo» (RV, RVR,
RVR77; VM: «descanso»; LBA: «reposo sagrado»; NVI: «un día de reposo»;
relacionado con sabbatizo, observar el día de reposo, utilizado,
p.ej., en Éxo. 16:30: “Así el pueblo
reposó el séptimo día”, y que no aparece en el NT. La observancia del día
de reposo que aquí se menciona es el reposo eterno que los creyentes gozarán
ininterrumpidamente en su comunión con el Padre y el Hijo, en contraste con el
día de reposo semanal bajo la Ley. Debido a que este reposo sabático es el
reposo del mismo Dios (Éxo. 4:10), su pleno goce es aún
futuro, aunque los creyentes ya entren en él ahora. Sea cual fuere la forma en
que entren en el reposo divino, aquello que disfrutan está incluido en una
relación indisoluble con Dios[5].
Aplicación:
Para
el autor de la carta, ese peregrinar de los israelitas hacia el descanso de la
tierra prometida sería, en la intención de Dios, “figura” de otro descanso más
noble y elevado ofrecido a todos los seres humanos, aquel del que El mismo goza
desde la creación del mundo y que ciertamente conseguiremos si permanecemos
firmes en la fe en Jesucristo.
Esta
es la invitación que se nos hace, deleitarnos (reposo) en lo que Dios se
deleita. ¿Te estás deleitando en lo que Dios ha hecho y está haciendo en tu
vida? ¿Estás listo para vivir en obediencia a Dios y admirar su voluntad en ti?
III.
Esforcémonos
(vv. 10-13)
En ese día, el pueblo
de Dios descansará por fin de su trabajo, así como Dios descansó del suyo. Por
eso, hagamos todo lo posible por obedecer a Dios, para que en ese día recibamos
su descanso. No sigamos el ejemplo de los que no creyeron la buena noticia.
Cada palabra que Dios pronuncia tiene poder y tiene vida. La Palabra de Dios es
más cortante que una espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo de
nuestro ser. Allí examina nuestros pensamientos y deseos, y deja en claro si
son buenos o malos. Nada de lo que Dios ha creado puede esconderse de él, pues
Dios puede verlo todo con claridad, y ante él seremos responsables de todo lo
que hemos hecho.
Esa
es la exhortación, hacia eso va la historia el gran descanso de Dios, donde
todo entrará en el reposo eterno. Pero, solo los que obedecen a Dios, podrán
recibir ese descanso. Ahora, se requiere de una gran honestidad para hacer una
revisión constante y se requiere de la palabra de Dios, la cual es la base
sobre la que debemos examinarnos, para recibir ese poder y la vida que tiene.
Porque
ella (la Palabra de Dios) es poderosa para cortar y discernir (examinar) los
pensamientos y más profundos deseos del corazón. No podemos ocultarnos de la
mirada de Dios, y debemos aceptar la responsabilidad de nuestros actos. Solo
así, podremos vivir en el reposo del Señor, diariamente.
Aplicación
¿Estás
listo para esforzarte? No para salvarte, porque la salvación es la obra de la
gracia de Dios. Pero, una vez que eres salvo, debes esforzarte en caminar en
obediencia con Dios, para entrar en ese descanso prometido, que puedes
disfrutar en esta vida, y que será realidad en la gloria eterna.
Conclusión
¿Qué
se necesita para entrar en el reposo del Señor? ¿Qué debes hacer, como
discípulo de Cristo?
1) Oír la
Palabra de Dios con fe.
2) No ser
desobediente a la Palabra del Señor.
3) Esforzarte
por seguir adelante, permitiendo que la Palabra de Dios escudriñe tu vida.
4) Deleitarse
en la obra de Dios, descansar en que Él está actuando en tu vida, aunque no lo
percibas.
[1] Sermón predicado el domingo
19 de marzo de 2017, en la Iglesia Ministerios Centro Cristiano de Cartago.
[2] Tomado de http://contra-mundum.org/castellano/libros/dogmatica/PrincipioA07.pdf, revisado el sábado 18 de
marzo de 2017.
[5] (Vine, 2000)
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