INTRODUCCIÓN
Tal vez se
esté preguntando, ¿por qué razón debemos ver estos temas, y si serán relevantes
para nuestra vida espiritual y desarrollo congregacional? El tema es vital,
debido a que el mismo Jesús dice que: “Y
esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a
Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3). Conocer al único Dios
verdadero es importante, porque en eso consiste la vida eterna. Sino conozco al
dios verdadero, no tengo la vida eterna.
Por eso, nos
proponemos establecer la verdadera doctrina ortodoxa[2]
de la Trinidad y las principales herejías, que se han presentado.
I.
DOCTRINA
DE LA TRINIDAD
Antes
de analizar los principales errores doctrinas que se han dicho de la doctrina
de la Trinidad, veamos las afirmaciones teológicas y bíblicas, para comprender
mejor esta verdad bíblica tan importante para nosotros.
Una
comprensión teológica y bíblica del quién es Dios nos ayudará a caminar por la
senda de una espiritualidad bíblica y nos acercará al Dios vivo y verdadero.
1)
Afirmaciones
teológicas.
El
Catecismo Menor, pregunta y respuesta N°6, nos enseña lo que debemos afirmar
sobre la doctrina bíblica de la Trinidad:
“¿Cuántas
personas hay en la Divinidad? R/ Hay tres personas en la Divinidad: el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo; y estas tres personas son un solo Dios, las mismas
en sustancia, iguales en poder y en gloria (Mat.
3:16, 17; 28:19; 2 Cor. 13:11; 1 Juan 1; 5: 18; Hch. 5:3-4; Heb. 1:3)”[3].
Básicamente,
lo que nos enseña es que Dios existen en tres personas: Dios el Padre, Dios el
Hijo y Dios el Espíritu Santo; no son tres Padres, ni tres Hijos, ni Tres
Espíritus Santos. Son un solo Dios, iguales en su esencia, poder y gloria. Por
eso debo adorar a un solo Dios, que es tres personas.
En
la Confesión de Fe de Westminster capítulo II artículo III, se lee:
“En la unidad
de la Divinidad hay tres Personas, de una sustancia, poder y eternidad; Dios
Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. El Padre no es engendrado ni procede de
nadie; el Hijo es eternamente engendrado por el Padre, y el Espíritu Santo
procede eternamente del Padre y del Hijo”[4].
Este
párrafo nos amplía lo expuesto anteriormente, describiendo la relación dinámica
que existe en la Divinidad: Dios el Padre no es engendrado ni procede de nadie,
es el creador de todo y el que decreta la redención. Dios el Hijo, es
eternamente engendrado por el Padre, expresando la relación filian que tienen y
a la vez, estableciendo su obra redentora al ser enviado a tomar cuerpo humano,
para morir por nuestra salvación. Y Dios Espíritu Santo, fue enviado (precede)
del Padre y del Hijo, para aplicar los beneficios de la redención.
La
doctrina de la Trinidad es un esfuerzo para definir la plenitud de la Deidad en
términos de su unidad y su diversidad. La formulación histórica de la Trinidad
es que Dios es uno en esencia y tres en persona. Aunque esta fórmula es
misteriosa y paradójica, no conlleva de modo alguno una contradicción. Con
respecto a la esencia o el ser, se afirma la unidad de la Deidad; con respecto
a la persona, se expresa la diversidad de la Deidad[5].
El
gran teólogo del siglo XVIII, Jonathan Edward, expresa así lo que es la
Trinidad, dándonos una idea más clara de cómo podemos entenderlo mejor:
“Y supongo que esta es esa bendita Trinidad de
la que leemos en las Santas Escrituras. El Padre es la Deidad sustentadora en
el principio, sin origen y más absoluta, o la Deidad en su existencia directa.
El Hijo es la Deidad generada por la inteligencia de Dios (logos), o al tener
una idea de él mismo y permanecer en ella. El Espíritu Santo es la Deidad
sustentadora en la práctica, o la esencia divina fluyendo y respirando
sucesivamente en el amor infinito de Dios y el deleite en sí mismo. Y creo que
toda la esencia divina subsiste verdadero y claramente tanto en la idea divina
como en el amor divino, y que cada una de ellas son personas debidamente
diferenciadas”[6].
Es
importante reconocer que en la Divinidad hay unidad (un solo Dios), como
diversidad (tres personas). Esto es lo que algunos teólogos han descrito como
el principio del uno y los muchos, concepto importante que señala la necesidad
de la afirmación del individuo (uno) y su convivencia en comunidad (muchos).
2)
Afirmaciones
Bíblicas.
Ante
las afirmaciones teológicas, debemos encontrar las afirmaciones bíblicas, ¿qué
dicen las Escrituras sobre la doctrina de la Trinidad? Lo que encontramos en la
Biblia es afirmación de la existencia de un solo Dios, la unidad de la
Divinidad, y encontramos la afirmación de que cada persona de la Divinidad es
Dios.
a)
Unidad
de la Divinidad
En
los siguientes textos, se afirma que solo existe un solo Dios; por lo tanto,
demuestran la unidad en la Divinidad.
(44:6) Así dice Jehová Rey de
Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el
postrero, y fuera de mí no hay Dios.
Jeremías 10:10
(10:10) Mas Jehová es el Dios verdadero; él es Dios vivo y Rey eterno;
1
Corintios 8:4; 6
(8:4) Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos,
sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios.
(8:6) para nosotros, sin
embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y
nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas
las cosas, y nosotros por medio de él.
Efesios
4:5-6
(4:5-6) 5un Señor, una fe, un bautismo, 6un Dios y
Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
b)
Diversidad
de la Divinidad
La
afirmación bíblica de que cada una de las personas de la Divinidad son el
único, verdadero y eterno Dios, lo podemos demostrar por varios pasajes; pero
hay dos que nos ayudarán a demostrar la doctrina de la Trinidad.
Mateo 3:16-17
(3:16-17) 16Y
Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le
fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía
sobre él. 17Y
hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo
complacencia.
Mateo 28:19
(28:19) Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
2 Corintios 13:14
(13:14) La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión
del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.
1 Pedro 1:2
(1:2) elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del
Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y
paz os sean multiplicadas.
Si
hay textos que afirman la solo existencia de Dios, y hay textos que afirman la
que el Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios, llegamos a
la conclusión de que Dios es uno en esencia y tres personas.
II.
HEREJÍAS
TRINITARIAS
A
través de la historia, las verdades expuestas anteriormente, ha sido atacadas
para eliminar la doctrina bíblica de la Trinidad. Si esa verdad es eliminada,
no comprenderemos correctamente ni a Dios ni el evangelio, por lo tanto, la
salvación provista por Jesucristo y aplicada por el Espíritu Santo estarían en
dudas.
Por
eso, expondremos algunas de las principales herejías que se han presentado en
la historia, con la observación de que actualmente, siguen apareciendo con
otros nombres y matices, pero los mismos errores del pasado.
Trataremos
tres que se caracterizaron por atacar la verdad ortodoxa de la Trinidad: “la
monarquiana referida (principalmente) al Padre; la arriana, al Hijo; y la
macedonia, al Espíritu Santo”[7]
1)
Monarquismo.
Herejía que se
desarrolló en el siglo II d.C. y es “la tendencia al énfasis en la unidad de
Dios, y rechaza la Trinidad personal”[8].
“El Monarquianismo
fue dividido en dos grupos principales: los monarquíanos dinámicos y los
monarquíanos modales: El Monarquianismo Dinámico enseña que Dios es el
Padre y que Jesús es sólo un hombre, negando la subsistencia personal del Logos
y que el Espíritu Santo es una fuerza o presencia de Dios el Padre. El Monarquianismo
Modal enseña que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son sólo modos de la
única persona la cual es Dios. En otras palabras, el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo no son personas simultáneas y separadas, sino modos consecutivos
de una sola persona”[9].
Esta
herejía fue llevada a muchas otras más, que posteriormente fueron eliminadas
por los diferentes defensores de la ortodoxia cristiana.
2)
Arrianismo.
Esta
herejía fue promovida por Arrio que fue presbítero de Alejandría en el siglo IV
d.C. Un historiador de la iglesia de Cristo, describe la idea principal de esta
herejía en estos términos:
“La
enseñanza arriana pretendía dar una explicación racional del dogma cristiano de
la Trinidad, al extremar la diferencia entre las personas del Padre y del Hijo
hasta el punto de negar a éste el atributo divino. El Padre, es el único ser
realmente eterno. El Hijo es engendrado, es decir, creado por el Padre, y no
existía antes de ser engendrado; en consecuencia, no es igual ni consustancial
al Padre… Jesús es Dios por denominación y adopción, y no es Hijo por
naturaleza, Es, empero, la más perfecta de las criaturas”[10].
La
herejía arriana provocó una gran sisma o división en la cristiandad en los
siglos III al V d.C. Para lograr la defensa de la fe ortodoxa, se convocó al
Primer Concilio Ecuménico de la cristiandad, el Concilio de Nicea que se reunió
en el 325 d.C. De esta reunión de los obispos cristianos, se aprobó el Credo de
Nicea, que defiende la doctrina de la Trinidad. El Credo de Nicea dice así:
Creemos
en un solo Dios, Padre Todopoderoso, creador de Cielo y Tierra, de todo lo
visible e invisible. Creemos en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero
de Dios verdadero, engendrado no creado, de la misma naturaleza del Padre, por
quien todo fue hecho. Que por nosotros y por nuestra salvación bajó del cielo:
por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen y se hizo hombre.
Por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato: padeció y fue
sepultado. Resucitó al tercer día, según las Escrituras, subió al cielo y está
sentado a la derecha del Padre. De nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos
y muertos, y su Reino no tendrá fin. Creemos en el Espíritu Santo, Señor y
dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo
recibe en una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creemos
en la Iglesia, que es una, santa, universal y apostólica. Reconocemos un solo
bautismo para el perdón de los pecados. Esperamos la resurrección de los
muertos y la vida del mundo futuro. AMEN[11].
3) Macedonianismo.
Herejía que negaba la divinidad del Espíritu Santo, y lo consideraban una
creatura del Hijo. El Espíritu Santo no es Dios, sino un instrumento creado que
Dios utiliza[12].
Lo consideraban una fuerza impersonal, que Dios utilizaba para llevar a cabo
sus propósitos eternos.
CONCLUSIONES
A
manera de conclusión, me gustaría darles algunas recomendaciones que se
desprenden del este estudio, para nuestras vidas como cristianos.
1)
Espirituales.
“Tenemos la tendencia a convertirnos en aquello que admiramos y disfrutamos. Y
cuanto mayor sea nuestra admiración, mayor será la influencia que aquello
ejercerá sobre nosotros”[13].
Al conocer más al Dios Trino, y amarlo como es, serás transformado a su imagen
y semejanza. La verdadera espiritualidad es un camino donde se admira al Dios
Trino y su obra redentora, para que nos transforme según su voluntad.
2)
Educativos.
La educación cristiana hace el énfasis en el individuo (principio de
individualidad), Dios nos creó únicos, diferentes y con habilidades y talentos
que nadie más tiene, somos su creación especial; pero, debemos relacionarnos
con otros (principio de unidad y unión), donde nuestra diferencia bendice y
complementa al prójimo, nuestros dones y habilidades fueron dadas para ayudar a
otros, en eso radica el amor al prójimo. Sino educamos a nuestros hijos bajo
estos principios, estaremos llevándolos por una senda donde les contará más
comprender al Dios de la Biblia, que uno y muchos a la vez.
3)
Ser
discípulo. Jesús nos dijo: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis
discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-32).
Si quieres ser un verdadero discípulo de Jesús, debes permanecer en la verdad
de las Escrituras, debes conocer la verdad del evangelio, debes conocer a Dios
Trino cada día. Solo así serás un verdadero discípulo de Cristo, solo así serás
libre para servir a Dios.
Bibliografía
Orr, J. (1988). El Progreso del Dogma. Barcelona,
España: Editorial CLIE.
Piper, J. (2005). Sed
de Dios. Barcelona, España: Publicaciones Andamio.
Piper, J. (2006). Los
Deleites de Dios. Miami, Florida: Editorial Vida.
Ramírez, A. (2010). Los
estándares de Westminster. San José, Costa Rica: Editorial CLIR.
Sproul, R. (1996). Las
Grandes Doctrinas de la Biblia. Miami, Floridad: Editorial UNILIT.
Vila, S., &
Santamaría, D. (1979). Enciclopedia ilustrada de la historia de la
Iglesia. Terrassa, Barcelona: Editorial CLIE.
[1]
Sermón predicado el domingo 17 de setiembre de 2017, en la iglesia Ministerios
Centro Cristiano de Cartago.
[3] (Ramírez,
2010, pág. 121)
[4] Ídem, pág. 11.
[5] (Sproul,
1996, pág. 37)
[6] (Piper, Sed
de Dios, 2005, pág. 45)
[7] (Orr, 1988,
pág. 86)
[8] Ídem, pág. 88
[10] (Vila &
Santamaría, 1979, pág. 205)
[11] http://www.contra-mundum.org/castellano/declaraciones/Credos.html, visitado el
sábado 16 de setiembre de 2017.
[12] http://www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=historiap94, visitado el
sábado 16 de setiembre de 2017.
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