Lic. Maynor Miguel Agüero
Obregón[1]
Texto: Lucas 24:1-9
1 El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro,
trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres
con ellas (Mt 28:1; Mr 16:1; Jn
20:1). 2 Y hallaron removida la piedra del sepulcro; 3 y entrando, no hallaron el cuerpo
del Señor Jesús. 4 Aconteció
que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos
varones con vestiduras resplandecientes; 5 y
como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué
buscáis entre los muertos al que vive? 6 No
está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún
estaba en Galilea, (Mt
16:21; Mt 17:22; Mt 20:18; Mr 8:31; Mr 9:31; Mr 10:33; Lc 9:22; Lc 18:31) 7 diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de
hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día. 8 Entonces
ellas se acordaron de sus palabras, (Jn 2:22) 9 y volviendo del sepulcro, dieron
nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás (Mt 28:8; Mr 16:10).
INTRODUCCIÓN
En estos días que estuve
visitando a mis padres, estuve en casa de una tía. En el momento en que
llegamos, les estaban dando la noticia que al esposo de mi tía, le descubrieron
un cáncer en el hígado y le dieron un par de meses. La situación nos tiene
conmocionada, porque los estragos del cáncer ya se están notando, por el gran
deterioro en su salud y apariencia física.
Cuando tenemos que
enfrentarnos a la muerte, la vida cambia. Hay una sensación de impotencia,
frustración y desesperanza del porvenir. Todos los presentes, hemos
experimentado lo mismo, al recibir una noticia similar ya sea por un familiar,
amigo o conocido. La muerte siempre trae tristeza, dolor y la sensación de
impotencia ante un enemigo tan poderoso y despiadado.
Al celebrar la Semana
Santa, recordamos los momentos más difíciles, dolorosos y tristes de la
historia cósmica. El Hijo de Dios, el Creador de la vida iniciaba sus últimos
días en la tierra, y se dirigía a cumplir con su obra redentora, en la cruz.
¡Cuánto sufrimiento y dolor, padeció Jesús por nuestros pecados! El único que
ha plasmado muy bien esto, ha sido el profeta Isaías, al llamarlo varón de
dolores. En Isaías 53, está toda una
descripción de los horrores de esta semana de Jesús. Después de su muerte en la
cruz, el universo completo, se sumergió en un luto; Dios está en silencio, Su
Hijo pende muerto en la cruz. La creación entera está en shock, su Señor y Rey,
ha muerto.
Los siguientes días, son
los más sombríos de la historia. Pero, al tercer día, Jesucristo resucita. Su
muerte y resurrección, cambio toda la historia y el destino de la humanidad. Al
salir de la tumba venció a los principados, a las potestades, al infierno y al
mismo enemigo (Colosenses 2:12). La
tumba está vacía y Él sale como el vencedor, para reinar por siempre.
La resurrección de
Cristo es central a nuestra fe, no solo como una doctrina; sino como fundamento
de nuestra fe: “Porque
si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si
Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también
vuestra fe” (1 Corintios 15:13-14). Por eso, es vital que tengamos
claro que la resurrección debe ser importante en nuestras vidas; más cuando
nuestro mundo post-moderno está señalando al cristianismo, como una religión
igual a las demás, sin vida ni esperanza. Cuando la resurrección señala
exactamente eso, señala la nueva vida en Cristo, que Él logró con su muerte y
confirmada en Su resurrección. Señala la esperanza de vida eterna que los que
han nacido de nuevo, disfrutan tanto en esta vida como la venidera; donde la
resurrección de Cristo, es el anticipo de esa esperanza.
La resurrección de
Jesucristo convirtió a unos humildes, insignificantes y despreciados hombres,
en los más valientes mártires, héroes y revolucionarios de la historia. ¿Cómo
lograron cambiar su mundo, siendo insignificantes? ¿Qué significó, para ellos,
la resurrección de Su Señor?
Hay cinco afirmaciones sobre
la resurrección de Cristo, que hicieron que los primeros creyentes lograran
hace el impacto en su mundo y que creo, nos darán la confianza en Dios, para
ver nuestro mundo rendido a los pies de Cristo resucitado.
1) LA RESURRECCIÓN DE CRISTO CUMPLIÓ LAS PROFECÍAS Y LAS MISMAS PALABRAS DE
JESÚS
La resurrección de Jesús no fue el
plan B, siempre fue el plan de Dios, para redimir a Su pueblo. Las profecías
que hablan de la llegada de un Mesías, también hablan de que moriría y
resucitaría. Observemos lo que las profecías antiguotestamentario dice:
Isaías 53:7
Angustiado él, y afligido,
no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de
sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
(9:24) Setenta semanas
están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la
prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la
justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.
(9:26) Y después de las sesenta y
dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un
príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con
inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.
Salmos 16:10
Estos pasajes bíblicos, traen a la memoria un
hecho innegable, la muerte de Jesús fue el plan de Dios, para redimir a Su
pueblo. La paga del pecado es la muerte, así que en Cristo Jesús, el cordero
sacrificial de Dios, los pecados de sus hijos fueron llevados para redimirlos.
Además, los textos del
Nuevo Testamento evidencia el cumplimiento de las profecías sobre la muerte y
la resurrección de Jesucristo. El mismo Señor Jesús lo predijo:
Mateo 16:21; 17:23
(16:21) Desde entonces comenzó
Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer
mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser
muerto, y resucitar al tercer día.
Observen que Él
mismo dijo que moriría, pero resucitaría al tercer día. Y así pasó. Jesús mismo
declaró su naturaleza y misión, con estas palabras:
“Yo soy la resurrección y la vida; el que
cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25). Aunque tenga que
morir, el dador de vida, volvería de la muerte, para dar vida a todos los que
crean en Él.
La resurrección es
el cumplimiento de la promesa hecha a los profetas: “viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue
dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción” (Hechos 2:31), “y que fue
sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras (1 Corintios 15:4). Estas profecías, fueron afirmadas por el mismo
Cristo, de que la muerte no tendría ya más poder sobre la vida, como bien lo
declaró el Apóstol Pablo: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh
sepulcro, tu victoria? Ya que el
aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios,
que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 15:55-57).
La resurrección es
la mejor demostración de la fidelidad de Dios, a sus promesas de redención.
Debemos celebrar y anunciar la resurrección, porque Dios es fiel a Su Palabra.
Nuestras vidas son una demostración de la fidelidad de Dios; por eso, debemos
vivir agradecidos con lo que Él hizo, está haciendo y hará por nosotros.
2) LA RESURRECCIÓN DE CRISTO, FUE EL SELLO DE DIOS PADRE SOBRE LA OBRA
REDENTORA DE JESÚS
La muerte de Cristo Jesús
nos dio la redención; pero, la resurrección fue el sello de confirmación de
dios el Padre, sobre lo que Cristo Hijo. Así lo escribió el Apóstol Pablo:
Romanos 1:4
Que fue declarado
Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de
entre los muertos,
Sin la resurrección, la muerte de Cristo sería una
muerte de mártir; otro más, en la larga lista de ejecutados por los romanos,
con el visto bueno de los judíos. Sin la resurrección, todo que Jesús dijo e
hizo, sería un simple testimonio de un gran maestro o iluminado, que dijo cosas
muy buenas e hizo grandes milagros.
La resurrección de Cristo, confirmó todas sus
palabras, hechos y obra como el Hijo de Dios, el Mesías prometido y el único
que podía vencer el poder del pecado. Jesús es el Hijo de Dios, el único que
nos puede darnos vida eterna, ¿crees eso? ¿Has experimentado el poder
resucitador de Cristo Jesús, en tu vida? ¿Cómo lo miras? Él fue declarado Hijo
de Dios, y su resurrección lo señala.
Ahora, nuestras vidas deben convertirse en la nueva
señal al mundo, de que Jesús sigue vivo y dando vida a todos los que se
arrepienten de sus pecados y suplían misericordia a Dios, para recibir la
gracia redentora. ¿Somos una señal al mundo, de la resurrección de Jesús?
3) LA RESURRECCIÓN DE CRISTO FUE LAS PRIMICIAS DE LA OBRA DE RESURRECCIÓN
DEL ESPÍRITU SANTO EN LOS CREYENTES
El pastor Andrew Sandlin
lo expresó de esta manera: “El punto de la Resurrección no
es que Jesús murió y se fue al cielo para que nosotros al morir podamos ir al
cielo. El punto es que Jesús resucitó para resucitar - y redimir - a todo el
cosmos”. Hay una gran relación entre la redención, lograda por la muerte de
Cristo en la cruz, y la resurrección. La meta no es el cielo, sino la
resurrección, o redención, de todo el orden creado.
En otras palabras, la resurrección de Cristo es la
anticipación de lo que Dios quiere hacer en toda la creación. El pecado
introdujo la muerte al mundo, pero, la resurrección de Cristo introdujo la vida
eterna, “pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más
reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la
gracia y del don de la justicia” (Romanos 5:17). En la cruz, Cristo triunfó, “anulando el acta de
los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en
medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades,
los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz (Colosenses
2:14-15). La resurrección es la clara
evidencia del triunfo de Cristo sobre la misma muerte y así, llevar vida a todo
el cosmos.
Pero, la resurrección de Cristo fue la primicia de
lo que Dios haría en los creyentes. El mismo poder que resucitó a Cristo, nos
resucita a cada una de las personas que nacen de nuevo. Como bien lo dicen los
escritores del Nuevo Testamento:
1 Corintios 15:20
Mas ahora Cristo ha resucitado de
los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.
Colosenses 1:18
Y él es la cabeza del cuerpo que
es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos,
para que en todo tenga la preeminencia;
Filipenses 3:10-11
10a fin de conocerle, y el poder de
su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser
semejante a él en su muerte, 11si en alguna manera llegase a la resurrección
de entre los muertos.
1 Pedro 1:3; 3:21
(1:3) Bendito el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer
para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos,
(3:21) El bautismo que
corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne,
sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección
de Jesucristo,
Cada uno de estos pasajes afirma la misma verdad. Si
hemos nacido de nuevo, es porque el poder de la resurrección nos ha dado vida,
cuando estábamos muertos en delitos y pecados (Efesios 2.1). Si el mismo poder que resucitó a Cristo, nos dio
vida a nosotros, debemos vivir en esta nueva vida que Dios nos ha dado. ¿Cómo
estamos viviendo? ¿Para Dios o para nuestros propios anhelos personales? ¿Cómo
nos ven? ¿Cómo resucitados en Cristo, o como muertos en pecado? La forma en que
vivimos, muestra si estamos vivos para Dios o no.
4) LA RESURRECCIÓN DE CRISTO FUE EL PODER QUE IMPULSÓ LAS VIDAS, ESFUERZOS
MISIONEROS Y EVANGELÍSTICOS DE LOS PRIMEROS CREYENTES, EN TODO EL MUNDO
CONOCIDO
La resurrección no solo
les dio vida, sino que los motivó a anunciar al mundo el mensaje redentor del
resucitado. Observen estos pasajes, que describen las actividades
evangelísticas de los primeros cristianos, que centraron su mensaje en la
muerte y resurrección de Cristo.
Hechos 4:33; 17:18;
26:23; 2:1-47
(4:33) Y con gran poder los
apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y
abundante gracia era sobre todos ellos.
(17:18) Y algunos filósofos de
los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá
decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses;
porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección.
(26:23) Que el Cristo había de padecer,
y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al
pueblo y a los gentiles.
2 Corintios 13:4
Porque aunque fue crucificado
en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos
débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros.
El mensaje de los
apóstoles y primeros cristianos fue muy sencillo, ser testigos de la
resurrección de Cristo. Su mensaje, confirmado por su estilo de vida, fue
claro: “pero nosotros predicamos a Cristo crucificado,
para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así
judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios” (2 Corintios
1:23-24). Y a Timoteo, Pablo le dijo estas
palabras: “Acuérdate
de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi
evangelio” (2 Timoteo 2:8).
Fueron los mejores testigos de
Cristo resucitado. Para ellos evangelizar era ser testigo ante el mundo, de lo
que Jesús hizo, al morir en la cruz y resucitar. Ellos fueron testigos al
mundo, del mayor impacto de transformación en sus propias vidas, al tener la
vida eterna. Estaban dispuestos a morir por Cristo, porque la muerte no tenía
poder sobre ellos, porque para ellos “el vivir es Cristo, y
el morir es ganancia” (Filipenses 1:21).
Sus
vidas son un testimonio del poder de la resurrección. Simples hombres y
mujeres, cambiaron el mundo al ser testigos del mayor milagro: la resurrección
de Cristo, transformando vidas. ¡Imagínense si los imitáramos! ¡Tendríamos este
mundo de cabeza! Aquí, cabe una pregunta, ¿por qué no estamos volviendo el
mundo al revés, para la gloria de Jesús?
5) LA RESURRECCIÓN DE CRISTO PRODUJO ADORACIÓN EN LA COMUNIDAD DE LOS CREYENTES
Una de las
características de la comunidad de discípulos es que cambiaron, paulatinamente,
de tener el día de reposo del último día de la semana, al primer día de la
semana. Esto para celebrar la resurrección de Cristo, en el primer día de la
semana (Mateo 28:1; Marcos 16:2, 9; Lucas
24:1; Juan 20:1). A partir de ese momento, los discípulos empezaron a reunirse
el primer día de la semana (Hechos 20:7;
1 Corintios 16:2; Apocalipsis 1:10).
La Confesión de Fe de
Westminster explica muy bien cómo los primeros cristianos, hicieron el cambio
del “sábado” al “domingo”.
Así como es la ley de la naturaleza
que en lo general una proporción debida de tiempo se dedique a la adoración de
Dios; así en su palabra, por un mandamiento positivo, moral y perpetuo que
obliga a todos los hombres en todos los tiempos, Dios ha señalado
particularmente un día de cada siete, para que sea guardado como un reposo
santo para Él; el cual desde el principio del mundo hasta la resurrección de
Cristo, fue el último día de la semana; y desde la resurrección de Cristo fue
cambiado el primer día de la semana, al que se le llama en las Escrituras día
del Señor y debe ser perpetuado hasta el fin del mundo como el día de reposo
cristiano[2].
Como se puede notar, los
primeros cristianos dejaron el “sábado”, para empezar a celebrar en el primer
día de la semana, la resurrección de Jesucristo. Así, la adoración es el
resultado de la celebración de los cristianos ante la resurrección de Cristo.
El cambio fue radical, dejaron de celebrar como judíos, para celebrar como hijo
de Dios, al adorar en espíritu y verdad (Juan
4:23-24).
La adoración a Jesús es
una característica de los que han sido resucitados por Dios. ¿Es nuestra vida,
una vida de adoración al Cristo resucitado? ¿Puede el mundo observar nuestra
adoración a Jesús, y glorificar a Dios?
CONCLUSIÓN
En todo el mundo se
celebra la Semana Santa; pero, creo que solo celebran el poder de la muerte
sobre Jesús; porque el triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte, fue
confirmado con la resurrección, y es poco lo que se ve de la vida de Cristo en
las personas celebrantes. Debemos vivir en la nueva vida, en la resurrección
que Dios nos da, por su Santo Espíritu. Si Él me ha resucitado, entonces le
pertenezco solo a Cristo, y debo vivir por y para Él.
¿Estamos mostrando o
dejando manifestar, el poder de la resurrección en nuestras vidas, para llevar
esperanza y vida, a un mundo lleno de desesperanza y muerte? Actualmente, Dios
quiere que seamos los nuevos testigos, de lo que Dios puede hacer en las vidas de
las personas. ¿Cómo estás viviendo, mostrando el poder de la muerte (estás en
el viernes santo), o estás mostrando el poder de la resurrección (estás
viviendo en el domingo)?
Tenemos suficiente
razones para vivir nuestra fe, frente a un mundo que está en desesperanza y sumergido
en la muerte. Nuestro deber es proclamar las buenas nuevas de la resurrección
de Jesucristo, Dios será fiel a la promesa hecha en su palabra, y este mundo
necesita la demostración y la proclamación del mensaje redentor de que Cristo
da vida en abundancia, a todo aquel que se arrepienta de sus pecados y viva en
obediencia a Él. Solo así cambiará nuestro mundo. –SDG!