¡SEÑOR,
AUMÉNTANOS LA FE!
Texto: Hebreos
11:13-16
En
las últimas semanas, hemos dado un vistazo a lo que significa vivir por fe. En
Hebreos 11, hay una lista grande de personajes que con su ejemplo, nos dan
testimonio de cómo se vive para Dios.
Pero,
la fe es más que confiar en que Dios me va a ayudar a salir de una situación
que estoy pasando. La fe nos debe llevar a ver más allá de la situación
particular, nos deben llevar a ver a Dios actuar, en medio de lo que vivimos.
Incluso, nos debería trascender lo temporal, para adentrarnos en lo eterno; en
lo que Dios está llevando a cabo y me está haciendo partícipe.
Creo
que la oración que debe hacer en nuestros corazones es: ¡Señor, auméntanos la
fe! Porque todas estas personas, lograron mucho y sin embargo, fue poco
comparado con las promesas que se le hicieron; pero, no creo tenerla fe que
ellos tuvieron, para vivir de la manera en que vivieron.
ESQUEMA DEL TEXTO
¿Cómo
podemos comprender este texto, para comprenderlo mejor? La estructura que tiene
el texto es el siguiente:
13Conforme a la fe murieron todos éstos
sin haber recibido lo
prometido,
sino mirándolo de lejos,
y creyéndolo,
y saludándolo,
y confesando que eran
extranjeros y
peregrinos sobre la tierra.
14Porque los que esto dicen,
claramente dan a entender que buscan una patria;
15pues si hubiesen estado
pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver.
16Pero anhelaban una mejor,
esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de
ellos; porque les ha preparado una ciudad.
Esto es lo que nos enseña el texto, de cómo podemos aumentar
nuestra fe y vivir como hombre y mujeres de fe en Dios.
1)
La
fe los preparó, les permitió y fortaleció para enfrentar la muerte,
sin haber recibido todas las promesas, sobre los cuales cimentaron su fe. Ellos
se arriesgaron a vivir y morir por su fe. Estuvieron dispuestos a todo, aún
hasta morir sin que se cumpliera lo prometido, pero con la confianza puesta en
Dios, de que se cumpliría con el paso de los años y otros la verán.
La promesa
hecha a Abraham fue darle la tierra de Canaán y hacer de él una gran nación
(Génesis 12:3). El cumplimiento no lo vio mientras vivió, porque nunca heredó
la tierra, y solo conoció a Isaac, su hijo y a los hijos de Isaac, Esaú y Jacob
(Génesis 21:5; 25:7, 26).
¿Se cumplió la
promesa hecha a Abraham, mientras vivía? No, murió sin verlo. Pero, se cumplió
con el tiempo, porque la promesa hecha a Abraham se cumplió en Cristo Jesús, en
quien la descendencia de Abraham, ha heredado la tierra y su pueblo es
numeroso.
Abraham sabía
que las promesas de Dios son eternas, y por eso, nunca consideró que las cosas
temporales, pudieran quitarle el lugar que solo lo tenía Dios y Su voluntad.
Doctrina Bíblica:
Todo creyente debe vivir y morir por fe. Por eso cual, debe alimentarse
diariamente con la Palabra de Dios: “Así
que la fe es por el oír y el oír, por la Palabra de Dios (Romano 10:17).
¿Estás
alimentando tu fe con la Palabra de Dios diariamente? ¿La estás leyendo, oyendo
o cantando? Debes desarrollar el hábito de oír la Palabra de Dios. Debes
esforzarte, porque si no estás alimentado tu fe en las promesas de Dios, vas a
tener una fe débil para enfrentar la vida y la muerte.
Los
Reformadores lo expresaron de la siguiente manera, en la pregunta y respuesta
N°1 del Catecismo de Heidelberg, compuesto en 1563:
P.1.
¿Cuál es tu único consuelo tanto en la vida como en la muerte?
R/ Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte, no me
pertenezco a mí mismo, sino a mi fiel Salvador Jesucristo, que me libró del
poder del diablo, satisfaciendo enteramente, con su preciosa sangre, por todos
mis pecados, y me guarda de tal manera que sin la voluntad de mi Padre
celestial ni un solo cabello de mi cabeza puede caer, antes es necesario que
todas las cosas sirvan para mi salvación. Por eso también me asegura, por su
Espíritu Santo, la vida eterna y me hace pronto y aparejado para vivir en
adelante según su santa voluntad.
2)
Por
la fe, murieron viendo de lejos (visión) creyeron (obediente), saludaron
(pasión) y confesaron (compromiso) la promesa que Dios les dio.
Ellos vivieron por fe, porque su fe les llevó ver, obedecer, tener pasión y
comprometerse con la Palabra y promesa que Dios les dio. Ellos estaban
anhelando la gloria de Dios; ellos la vieron, creyeron, la disfrutaron y
confesaron la gloria de Dios, como una realidad presente.
Abraham tenía
anhelos. Uno de ellos era tener una descendencia, tener hijos. Pero, aunque se
cumplió la promesa de tener un hijo y una descendencia; no fue nada en
comparación de anhelar la gloria de vivir para los propósitos eternos de Dios,
y ser un eslabón en la gran cadena de la historia redentora.
Ese fue el
gran anhelo de Abraham y todos los que, por fe, vivieron anhelando la gloria de
Dios. Ellos estaban “intoxicados de Dios”, vivieron y murieron por fe en Dios y
sus promesas.
Doctrina Bíblica: La
Gloria de Dios es lo más sublime, hermoso y el anhelo más profundo de todo
discípulo de Cristo. Por lo tanto, el fin principal de todo ser humano es
anhelar la gloria de Dios, mientras disfrutan de Dios para siempre (Catecismo
de Westminster, pregunta y respuesta N°1).
¿Anhelas
profundamente la gloria de Dios? Como los escribió el autor, John Piper, en su
excelente libro Los Deleites de Dios:
“La verdadera
dimensión de un alma se ve en sus deleites. Lo que revela nuestra excelencia o
nuestra vileza no es lo que deseamos con diligencia, sino lo que anhelamos con
pasión. El alma se mide por sus vuelos: algunos bajos, otros altos. El corazón
se conoce por sus deleites y las satisfacciones nunca mienten… El valor y
excelencia de un alma se miden por el objeto de su amor” (pág. 17).
Dime
qué anhelas profundamente, y te diré quién eres y cuál es tu verdadero
compromiso de vida. El mismo autor escribió: “Tenemos la tendencia a
convertirnos en aquello que admiramos y disfrutamos. Y cuanto mayor sea nuestra
admiración, mayor será la influencia que aquello ejercerá sobre nosotros” (pág.
18). ¿Qué admiras y disfrutas más, en tu vida? Sino es el Dios de la Biblia y
su Palabra, ¿qué puede ser? Porque en influenciará tu vida y en ese te
convertirás.
3)
La
razón del tipo de fe que mostraron estos creyentes.
El texto nos dice la razón, ellos buscaban algo superior a la realidad que
tenía, una patria celestial; un lugar donde está Dios. Ellos anhelaban estar
con Dios. Por eso, Dios no se avergüenza de llamarse Su Dios, porque ellos no
se avergüenzan de Dios y sus promesas:
“Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación
adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga
en la gloria de su Padre con los santos ángeles” (Marcos 8:38).
Aunque Abraham
y todos los demás, fueron personas de fe y vivieron por fe, siempre apuntaron a
un destino mejor. Un destino centrado en Dios mismo. En realidad, vivieron
centrados en lo que Dios les revelaba de su voluntad.
Vivieron
obedeciendo a la voz de Dios, en vez seguir los ofrecimientos de poder,
riqueza, fama y gloria que este mundo ofrece. Todo esto es basura, en
comparación con una vida centrada en Dios.
Y como sello a
la fe de estas personas, Dios no se avergüenza de usar sus nombres como
apellido: Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, Dios de Rahab, Dios de
Noé, Dios de David…
Doctrina Bíblica:
Dios nunca se avergonzará de Sus Hijos; porque ellos, no se avergüenzan de Su
Dios, y lo llaman Padre.
¿Confiesas
a Jesús, como tu Señor y Salvador, delante de otras personas; con tus hechos y
tus palabras? ¿Demuestras, con tu vida, que Jesús es tu Señor?
CONCLUSIONES
¿Por
qué debemos aumentar nuestra fe, para anhelar un mejor destino centrado en la
gloria de Dios? Este texto nos señala cuatro razones para aumentar diariamente
nuestra fe en Dios, para tener una vida de fe centrada en la gloria de Dios.
1)
Porque
por la fe, debes abrazar las promesas eternas de la gloria de Dios, en vez de
lo temporal.
¿Cómo logras
abrazar las promesas eternas de la gloria de Dios? Tiene que desarrollar el
hábito de oír, leer, meditar y estudiar la Palabra diariamente, tanto de manera
personal como familiarmente.
2)
Porque
por la fe, debes busca un mejor destino, uno centrado en Dios y Sus Promesas,
en vez de los ofrecimientos del mundo.
¿Cómo logras
para buscar un mejor destino centrado en Dios? Solo se hace al caracterizar tu
vida por la obediencia a la Palabra de Dios. Para que las promesas de Dios sean
una realidad en tu vida, debes obedecer la voluntad de Dios, expresada en las
Escrituras.
3)
Porque
por la fe, debes anhelar la gloria de Dios, en vez, de los deseos vanos y
pecaminosos.
¿Cómo logramos
anhelar la gloria de Dios? Dios es glorificad, no solo cuando vemos su gloria,
sino cuando nos regocijamos en ella (Piper, 2009, pág.92). No es lo mismo
hablar de las propiedades deleitosas de la miel, que probar la dulzura de la
miel.
La clave de tu
éxito como discípulo de Cristo es anhelar y disfrutar de la gloria de Dios,
tanto en esta vida como en la siguiente.
4)
Porque
por la fe, debes rendirte completamente a Dios y confesarlo delante de las
personas, para que Él no se avergüenza de ti.
¿Cómo Dios no
se va a avergonzar de nosotros? Solo si lo confesamos delante de otros. Si
nuestras conversaciones son un disfrute de las excelencias de Dios; solo si
nuestros pensamientos, se elevan a anhelar comprender la voluntad de Dios, en
las situaciones que estamos viviendo. Solo si nuestro tiempo, está dedicado a
servir a Dios y el prójimo.
Trabajos
citados
Piper, J. (2006). Los
Deleites de Dios. Miami, Florida: Editorial Vida.
Piper,
J. (2009). La pasión de Dios por Su Gloria. Miami, Florida: Editorial Unilit.