lunes, 10 de noviembre de 2014

La Biblia y la Educación Cristiana

¿Cómo se define la educación, desde una perspectiva bíblica?
La educación es el proceso de enseñanza-aprendizaje, que comprende toda una serie de instrucción y disciplina, que tienden a: iluminar el entendimiento, corregir el temperamento, formar hábitos de los jóvenes y prepararlos para que sean útiles en sus futuras posiciones[1].
Al decir que la educación es cristiana, nos estamos refiriendo a que el origen, fundamento, centro y finalidad de la educación es Cristo Jesús, como la principal piedra del ángulo (Efesios 2:20; 1 Pedro 2:4-5).
¿Cuál debe ser el propósito último de la educación cristiana?
En nuestra sociedad, se nos ha dicho que debemos estudiar para tener un buen trabajo y futuro. Aunque ese propósito, tiene su correcta ubicación; no es el propósito último de la educación cristiana.
El propósito principal de la educación es glorificar a Dios y disfrutar de Él para siempre. La gloria de Dios debe ser la razón para educar a nuestros niños; para que cuando desarrollen su llamado lo hagan para la gloria de Dios.
¿Quiénes son los responsables de la educación de los niños? Los responsables de llevar a cabo la labor educativa es la familia. La iglesia es la otra institución con responsabilidad de enseñar, pero difiere de la familia. La iglesia es columna y baluarte de la verdad (1 Timoteo 3:15); por lo tanto, tiene la encomienda de instruir en todo el consejo de Dios (Hechos 20:27), a cada uno de los miembros integrantes, principalmente a los padres de familia.
La iglesia tiene el deber de desarrollar la función profética hacia la sociedad. Porque predica (declara) la verdad de Dios, señalando el camino de la verdad y amonestando a los que van por la senda del engaño, el pecado y la mentira.
La familia debe instruir a los hijos en el temor del Señor; heredarles la fe, a través del ejemplo y el modelaje; dirigirlos a través de la educación formal, para que adquieran las habilidades y competencias básicas, para desenvolverse en la sociedad.

Fundamento Bíblico de la educación
Al ser las Escrituras la revelación de Dios, puesto en un lenguaje humano, necesita de un proceso de aprendizaje para comprender sus verdades, para obedecerlas y vivir de acuerdo a dichas verdades divinas.
La educación es esencial en toda la revelación redentora. Es básica en el relato bíblico de la salvación. Por eso es que las Escrituras tienen una composición muy particular, porque está diseñada para ser un libro en instruya, a través de relatos, la fe de hombres y mujeres que sirvieron a Dios. Además, de tener instrucciones concretas (como las epístolas del Nuevo Testamento), en su gran mayoría son historias de seres humanos experimentaron la gracia de Dios y cómo lograron vivir de acuerdo a su fe.
Los siguientes son algunos de los pasajes, que hablan de la forma en que las Escrituras hablan de la educación de la siguiente generación. De paso, afirmar que la educación es una de las responsabilidades de las familias. 
1)    Instrucción a la siguiente generación
Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él (Génesis 18:19).
Dios mismo hace referencia que Abraham sería un padre que entregaría un mandato a la siguiente generación. Él los educaría a sus hijos, para que:
(a)  Guarden el camino del Señor.
(b)  Vivan por la justicia y juicio.
Es claro, que Dios tenía una expectativa educativa, que Abraham debía cumplir. En eso consistía el cumplimiento de la promesa hecha al patriarca.
En otras palabras, la promesa que se le hace a Abraham, incluía a toda una generación de descendientes. Para que ellos, siguieran en el camino trazado por Dios, a Abraham, él debía instruir a la siguiente generación, para que estos lo hicieran con la siguiente y así, sucesivamente. Cuando Dios cumpla su promesa, la generación que es receptora de la bendición (promesa hecha realidad), sepan por qué están recibiendo eso; no es por lo bueno o maravillosos que son, sino por la promesa hecha a Abraham, muchas años atrás.
La generación que fue liberada y entró en la tierra prometida, recibió esta bendición, por la promesa hecha a Abraham, Isaac y Jacob. Ellos solo disfrutaron del cumplimiento de la promesa. Eso es lo que vivimos cada uno de los creyentes, somos receptores de las bendiciones de Dios, sus promesas cumplidas; pero, que fueron prometidas en el pasado, en Cristo Jesús.
Esta promesa de cumplió más de 400 años después, cuando el pueblo de Israel es liberado de la opresión de Egipto e introducida en la tierra prometida. En Éxodo 2:23-25, se narra la forma en que Dios reconoció al pueblo de Israel, en estos términos:
Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios.
¿Cómo comprender el texto? Cuando los hijos de Israel clamaron a Dios, él los oyó y se acordó del “Pacto con Abraham, Isaac y Jacob”. La liberación que siguió, es el resultado de la promesa hecha a los patriarcas. Debido a que guardaron la promesa hecha a Abraham, Dios cumplió lo que dijo.
Como discípulos de Cristo, en el siglo XXI, debemos hacer lo mismo. El discipulado es la forma en que podemos entrenar a la siguiente generación, en las promesas escritas en la Biblia. Si no logramos conquistar su corazón y volverlos a Dios, Dios no cumplirá sus promesas hechas para las siguientes generaciones. Hay que leerles todos los días, las Escrituras para que conozcan, obedezcan y vivan por las promesas bíblicas.
2)    Padres instruyendo en la fe
Y cuando entréis en la tierra que Jehová os dará, como prometió, guardaréis este rito. Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este rito vuestro?, vosotros responderéis: Es la víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró. (Éxodo 12:25-27)
Los Israelitas están a punto de ser testigos del último de las plagas, que Dios enviaría sobre Egipto. Y cuando Dios da la instrucción de cómo se salvarían del ángel de la muerte, instruye al pueblo de que repitan el rito por sus generación, ¿para qué? Para que se vuelva en un medio de instruir a los hijos, en la fe. Ellos debían conocer la razón de por qué celebraban anualmente la pascual, para recordarles que fueron esclavos y que la mano poderosa de Dios, los liberó. La pascua era un símbolo para educar en la fe, a los hijos. Era responsabilidad de los padres, que eran los que debía celebrar la pascual en el hogar, instruir a sus hijos.
Eso nos señala la importancia que tiene la adoración o culto familiar; donde los padres deben instruir en la fe a los hijos. Actualmente, tenemos un rito que representa la nueva pascual: la cena del Señor. Esta fue instituida por el Señor, como un símbolo (sacramento) para instruirnos en la fe. Es un recordatorio de que éramos esclavos del pecado; pero, la poderosa gracia de Dios, nos liberó a través de la muerte del cordero pascual, Cristo Jesús.
Esa es la forma, en que los padres deben educar a sus hijos en la fe. Ellos deben preguntar: ¿por qué una vez al mes, participamos de la cena del Señor? ¿Qué significa eso? ¿Por qué lo repiten una y otra vez? Son los padres, los encargados de dar la instrucción a sus hijos, para que su fe se afirme en Cristo Jesús.
3)    Mandato a los padres de instruir a los hijos
Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla; para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados. Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres. Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas (Deuteronomio 6:1-9).
Moisés está instruyendo a la generación que va a entrar a la tierra prometida. Ellos están listos para tomar la tierra, que sus padres les dio miedo tomar. Ahora están siendo instruidos para que al tomar posesión de la tierra, no olviden de donde han venido e instruyan a la siguiente generación.
Obsérvese la reiteración de: “tú, tu hijo y el hijo de tu hijo”. Hay un mandamiento a educar por el principios trigeneracional (padre, hijo y nieto). Dios sabía que si algo va a perdurar por mucho tiempo, se requiere tres generaciones para lograrlo. Recuerda, Dios es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Ese es el principio de tres generaciones.
Como una regla general, cualquier cosa que Dios construya, dura al menos tres generaciones. Y como regla, se toma por lo menos tres generaciones para que un rasgo de carácter sea implantado, o reemplazado en una familia[2], una iglesia o una nación. La educación cristiana debe alcanzar a los hijos y los nietos, para lograr un cambio en nuestra nación, para la gloria de Dios.
4)    Instrucción a los hijos, para que aprendan a oír a Dios
(1:8) Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre. (2:1) Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti. (3:1) Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos. (4:1) Oíd, hijos, la enseñanza de un padre, y estad atentos, para que conozcáis cordura. (5:1) Hijo mío, está atento a mi sabiduría, y a mi inteligencia inclina tu oído (Proverbios 1:8; 2:1; 3:1; 4:1; 5:1).
El libro de Proverbios tiene el propósito de instruir en las verdades bíblicas. Proverbios ofrece sabiduría de vida, especialmente a los más jóvenes[3]. En estos textos, hay un mandato a los hijos, para que escuchen, sigan y obedezcan a sus padres. El aprendizaje inicia por oír lo que se nos enseña.
Mi padre tenía un dicho: “veo, oye y calla, que el mundo hay que gozar”. De nuestros sentidos, debemos utilizar más nuestro oído, que nuestra boca. El libro de Proverbios da la instrucción a los niños y jóvenes, a oír las instrucciones, para que les vaya bien.
Los padres deben hablares a sus hijos, la verdad de Dios; instruirlos en la sabiduría bíblica. La educación cristiana parte de enseñarles a los alumnos a oír, para que aprendan a obedecer a Dios y sus mandamientos.
5)    Los padres son los responsables de transferir los valores, cultura y religión a los hijos
El estableció testimonio en Jacob, y puso ley en Israel, la cual mandó a nuestros padres que la notificasen a sus hijos; para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos, a fin de que pongan en Dios su confianza, y no se olviden de las obras de Dios; que guarden sus mandamientos, y no sean como sus padres, generación contumaz y rebelde; generación que no dispuso su corazón, Ni fue fiel para con Dios su espíritu (Salmo 78:5-8).
Es Dios quien toma la iniciativa, para establecer testimonio y ley entre su pueblo escogido. Pero, les da una orden a los padres, para que lo notifique, instruyan o enseñen a la siguiente generación, para que ellos a su vez lo hagan con la próxima generación. ¿Cuál es el resultado de cumplir este mando? El texto describe cuatro resultados:
      a)    Confianza en Dios.
      b)    No olvidar la obra de Dios.
      c)    Cumplir los mandamientos.
      d)    No ser rebeldes a Dios.
Cuando notamos que estos resultados no se muestran en la siguiente generación, es porque los padres no están instruyendo a los hijos en el Señor. Hay una gran responsabilidad que los padres tienen, al educar a sus hijos.
6)    Mandato a los padres a instruir a los hijos, en el Señor
Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor (Efesios 6:4)
Este es uno de los textos más utilizados, en cuanto a la educación de los hijos. Se ha escrito mucho, por eso, solo haremos algunas afirmaciones, para comprender mejor el texto y sus implicaciones educativas.
En primer lugar, el texto de este pasaje, en términos de la orden a los padres de educar a sus hijos, es todos los pasajes anteriormente descritos. Pablo, basa su mandato a los padres, teniendo claro que su responsabilidad bíblica es criarlos en disciplina y amonestación del Señor. En otras palabras, la verdadera crianza cristiana es del Señor; es el Señor el que establece el propósito y la forma de criar a los hijos. Y, ¿dónde se encuentra esto? En las escrituras; por eso, es responsabilidad de los padres leer y estudiar la Biblia, para educar a sus hijos en el Señor.
En segundo lugar, el texto tiene un mandato negativo: “no provoquéis a ira”, y uno positivo: “criadlo en disciplina y amonestación”. Señala lo que no debemos hacer, y nos indica lo que debemos hacer. No hay forma de evadirlo. O criamos a nuestros hijos en el Señor, o los provocamos a ira.
Por último, ¿cómo los criamos en disciplina y amonestación? Haciendo lo que dicen los textos anteriores. Pablo no se detiene a explicar cómo hacerlo, porque está dando un mandato a los padres, que deben dirigir sus hogares y sus hijos, según las escrituras del Antiguo Testamento. Por eso, deben conocer e instruir a sus hijos, en las verdades expuestas en estos libros sagrados.

¿Por qué debo educar cristianamente, en una escuela o colegio?
Daremos respuesta, con una serie de declaraciones de las razones de por qué educar cristianamente. Cada proposición nos ayuda a comprender la importancia de fundar escuelas y colegios cristianos, donde la verdad las Escrituras, el Dios creador, la centralidad de Jesucristo, la presencia del Espíritu Santo y otras doctrinas cristiana, son básicas y eje del trabajo educativo.
1)    La enseñanza es eje vital para el discipulado de las personas, las familias, la iglesia y la nación.
2)    La batalla cósmica es una batalla por enseñar la verdad o la mentira.
3)    Los estudiantes necesitan aprender la verdad de Dios, en sus vidas y del universo.
4)    La verdad de Dios es comprensible y comunicable; por lo tanto, hay que comunicarla  en todas las áreas de la vida, incluyendo la educación y la erudición.
5)    No hay separación entre la verdad espiritual y natural; por lo tanto, enseñar la verdad es un asunto de describir cómo Dios ha creado (cosmología), cómo funciona (ciencia) y el destino final (escatología) de todo el universo.
6)    Jesús es Señor y Soberano de todo, incluyendo en el área de la educación.
7)    Dios se ha comunicado y quiere que todos conozcan Su verdad revelada en la creación y las Escrituras; eso significa que debemos seguir su ejemplo, comprender su verdad, vivir por Su palabra y trasmitir su revelación escrita.
8)    Educar no es solo un asunto de trasmitir información. Es un proceso de transformación al discipular a los estudiantes, al iluminar el entendimiento, corregir su temperamento, formar nuevos hábitos y prepararlos para que sean útiles para la vida.
9)    La enseñanza es un mandato a las familias y la iglesia. Es consecuencia, una escuela cristiana deriva su razón de ser de la familia y la iglesia de Cristo.
10)  Dios ha mostrado su bondad, poder y sabiduría en todo lo creado. Cada asignatura o área de la erudición humana, debe enseñar la bondad, poder y sabiduría de Dios, a cada estudiante.

El Centro Educativo Semillas: una propuesta de educación cristiana
El Centro Educativo Semillas es fundado en el 2000, como una iniciativa de varias familias de nuestra congregación, que deseaban instruir a sus hijos bajo los principios bíblicos. Con 16 estudiantes y siete docentes, se emprendió la labor educativa, que hoy desarrolla la institución. Actualmente, contamos con 110 estudiantes y unos 25 docentes y administrativos; contando con el reconocimiento de todos los niveles de preescolar, primaria y colegio.
Tenemos 15 años, de estar desarrollando la tarea de educar según el patrón bíblico. Una labor que nos ha costado dinero, tiempo, esfuerzo y mucha dedicación. Nos falta mucho que aprender y hacer. Por eso, afirmamos lo que Pablo escribió: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14).
¿De dónde surgió el nombre de Semillas? El nombre se dio por la definición de la palabra principio, que significa “es la causa, fuente u origen de cualquier cosa; aquello de lo que algo procede[4]”. Un principio es la semilla, la fuente de la verdad. Y el término semilla se define como “aquello de lo cual alguna cosa brota, el primer principio; el origen[5]”.
Ambas palabras, están relacionadas entre sí, pues nos señalan la fuente u origen de algo; o sea, ideas o patrones de pensamientos. Al igual que toda la información genética necesaria para que se desarrolle una planta entera, se encuentra almacenada en una semilla[6], así funcionan los principios. Así, que la institución que se fundó quiere colocar los principios, cual semillas, en la vida de los estudiantes para que vivan por principios bíblicos.
Los estudiantes, son como un jardín, que reproduce los pensamientos y los expande. Por eso afirmamos que es parte del trabajo educativo de nuestra institución es:
a)    Sembrar un patrón de pensamiento bíblico en la mente de los alumnos.
b)    Regarlo diariamente, con el ejemplo de la vida de Cristo a través del Espíritu Santo, con paciencia, amor, ejemplo y constancia, para que se enraíce y crezca.
c)    Dar en medio del proceso de crecimiento dirección, discernimiento y enseñar la verdadera sabiduría para aplicar el Señorío de Cristo en todas las áreas de la vida.
Al proceso de enseñar a los alumnos a pensar con patrones de pensamientos bíblicos, utilizando las diferentes áreas del conocimiento es a lo que llamaremos Educación por Principio. En otras palabras, usamos estos principios para expresar la naturaleza de Dios en todas las áreas del conocimiento, por medio de enseñarlas a través de la materia usada para disciplinar la mente de nuestros alumnos (Colosenses 1:16-18; Romanos 11:36).
Esto nos lleva a definir la Educación por Principios como un método donde se utilizan siete principios bíblicos educacionales, que hacen que las verdades de la Palabra de Dios sean la base de cada materia en el currículo escolar[7], para lograr en los estudiantes sean iluminados en su entendimiento, se les corrija el temperamento, se formen buenos  hábitos y prepararlos para que sean útiles en sus futuras posiciones de autoridad.
Todo esto lo haremos en el contexto diario del proceso de enseñanza-aprendizaje que se vive en la institución educativa y el hogar. De ahí el lema de la institución: “Enseñando por principios, viviendo por principios”.
La educación que impartimos tiene siete principios educacionales, que cual hilo que une toda la tela del conocimiento humano. Estos principios se utilizan como herramienta a la hora de forjar el carácter y enseñar las asignaturas. Estos siete principios educacionales:

a)    Autogobierno.
b)    Unidad y Unión
c)    Individualidad
d)    Mayordomía
e)    Siembra y cosecha
f)     Carácter Cristiano
g)    Poder y forma.







[1] Cita por McDowell, Stephen y Beliles, Mark. “Liberando las Naciones”. Pág. 41-42
[2] Peacocke, D. (2003). Haciendo negocios a la manera de Dios. 1° Edición, Guatemala: Velagon Internacional, pág. 41.
[3] Van Deursen, Frans (s.f.). Proverbios. Barcelona, España: FELIRE, pág. 56
[4] Citado por Velásquez, Carlos. “Viviendo por Principios”. Pág. 6
[5] Castellanos, José. Idem.  Pág. 47
[6] La semilla es el símbolo natural de lo que deseamos llevar a cabo, darles semillas de verdad para que germinen en sus vidas y den fruto apacible de justicia.
[7] Jehle, Paul. “Educación por Principios Bíblicos”. Pág. 15

lunes, 27 de octubre de 2014

El Reino de Dios, fundamento de la Reforma Protestante

Introducción
El 31 de octubre, celebramos un evento sin igual en la historia del cristianismo y la humanidad en general, un monje agustiniano desconocido, de nombre Martín Lutero, clavó en la iglesia de Wittemberg, lo que él llamó las 95 tesis, que querían corregir algunos de los errores que se estaban dando con la venta de indulgencias, por parte de varios vendedores.
Según el pensamiento del Dr. Lutero, los líderes de la iglesia de Roma, estarían de acuerdo con él, porque sus intenciones no eran atacar a la iglesia, sino corregir varios errores; pero, lo que se dio fue todo lo contrario. Este evento fue la chispa que encendió un movimiento de transformación, que cambió el mundo para siempre.
Hay mucho que se puede decir de lo que pasó en el siglo XVI y siguientes; pero, hay una pregunta que debemos hacernos: ¿Cuál era el fundamento que originó, motivó y sostuvo a tantos creyentes, a estar dispuestos hasta la muerte? ¿Cuál era la piedra angular del movimiento de Reforma Protestante, en sus aspectos bíblicos, teológicos, espirituales, culturales, académicos y vivenciales? ¿Cómo podían oponerse al statu quo, de su época, para seguir sus convicciones de volverse al Dios de la Biblia?
Una de los distintivos del movimiento de la Reforma es su apego a las Escrituras. Eso les dio la comprensión bíblica del Reino de Dios, el fundamento de todo su movimiento. El Reino de Dios es el tema clave de la Biblia. Sin un entendimiento del mismo, la fe cristiana es nada. Así que, trataré de bosquejar cómo el movimiento de Reforma, hizo del Reino de Dios, el fundamento de todo lo que creyeron, escribieron e hicieron.
Para comprender mejor esto, dividiremos la comprensión del Reino de Dios, en cinco ideas claves: (1) El soberano del Reinos: ¿Quién manda?; (2) Representación del Reino: ¿Quiénes tiene autoridad delegada?; (3) La Palabra: ¿Cómo se gobierna?; (4) Las Sanciones: ¿Cuáles son las consecuencias de la obediencia o no?; y (5) La Herencia: ¿Cómo continúa el Reino de Dios, a través del tiempo? Cada una de estas ideas, fueron claves para los principales líderes del movimiento de Reforma y les dio todo el fundamento para comprender el llamado de Dios para su momento histórico. Daremos un vistazo a algunos textos de Romanos, como afirmaciones bíblicas, que fortalezcan estas ideas.
Y por último, hacemos algunos desafíos, para hacer la diferencia el día de hoy y continuar con el movimiento de Reforma, porque realmente, la reforma no ha terminado aún. De ahí la frase: “ecclesia reformata semper reformanda”, que se traduce como: la Iglesia reformada siempre reformándose; significando la gran necesidad que revisión de lo que somos y hacemos, como iglesia. El Dr. Juan Stam lo explica de esta manera:
Es impresionante que los reformadores hayan tenido la humildad y la flexibilidad de ver su movimiento como inconcluso, con necesidad de continua revisión. Sabían que su encuentro con la Palabra de Dios había introducido en la historia nuevas fuerzas de transformación, pero (a lo menos en sus mejores momentos) no tenían ilusiones de haber concluido la tarea. Su gran mérito histórico fue el de haber hecho un buen comienzo, muy dinámico, y precisamente de no pretender haber dicho la última palabra[1].

1)    Soberanía del Rey
Marco Bíblico.
Pablo señala la soberanía de Dios, desde los primeros versículos de Romanos. Es Dios quien lo aparta para el evangelio, “apartado para el evangelio de Dios” (v.1); Dios mismo había prometido, con anterioridad, la llegada de sus Hijo, “que él (Dios) había prometido antes por sus profetas” (v.2); y es Dios quien declara Su Hijo a Jesús, y lo resucita de entre los muertos, con poder (v 4).
¿Quién se le opone a Dios, para que haga esto? A través de toda la epístola, el apóstol Pablo, establece el principio de la soberanía de Dios en todo lo que ocurren. Ese es un principio bíblico fundamental: Dios es soberano en el cielo y en la tierra, creador de todo lo que existe.
Dios es el origen, fundamento, centro y fin de todo. Hay que reconocer que este es uno de los pilares más relevantes e importantes del evangelio; sin él, tendríamos un evangelio falso, con un Dios reducido a la opinión de las personas.
Pero, el verdadero evangelio muestra la omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia del Dios de las Escrituras: el Dios que creó todo de la nada, el Dios que llamó a cada uno de los patriarcas; el Dios que liberó al pueblo de Israel del Egipto y lo introdujo en la tierra prometida a Abraham; el Dios que prometió el nacimiento del Gran Rey de Reyes; el Dios que se hizo hombre, para redimirnos en la cruz. Ese es el Dios soberano, que te ha llamado y redimido.
Marco Histórico.
Ese fue el conflicto que vivieron los reformadores del s. XVI. La iglesia de Roma, se había arrogado el derecho divino de ser el representante de Dios en la tierra.
La Reforma Protestante, vino a reivindicar la soberanía de Dios, frente a los abusos de la autoridad del sistema papal de la época medieval. ¿Cómo entendían los reformadores, el principio de la soberanía de Dios? Así lo expresaban:
“El fin de la piedad, al igual que el de toda la vida cristiana, es la gloria de Dios –gloria que brilla en los atributos de Dios, en la estructura del mundo y en la muerte y resurrección de Jesucristo-. Glorificar a Dios se antepone a la salvación personal para toda persona piadosa… Sin embargo, no creo que sea propio de un auténtico teólogo el procurar que el hombre se quede en sí mismo, en vez de mostrarle y enseñarle que el comienzo de la buena reforma de su vida consiste en desear fomentar y dar realce a la gloria del Señor”[2].
Ellos levantaron el nombre de nuestro Señor y Dios, al lugar de honor que debe tener. Ellos lo resumieron en una sola frase: ¡SOLI DEO GLORIA! La Reforma solo le dio la gloria a nuestro Señor Jesucristo. Ellos estaban dispuestos a vivir y morir por y para la gloria de Dios. Ellos antepusieron la gloria de Dios, a sus vidas, sus familias y sus posesiones. Tenían la profunda convicción de que debían vivir de manera radical, para la gloria de Dios.
Esta era la forma en que Juan Calvino, creía que todo creyente piadoso debía confesar: “Somos de Dios: vivamos, por tanto, para Él y muramos para Él. Somos de Dios: esfuércense, en consecuencia, todas las partes de nuestra vida por alcanzarlo como nuestro único fin legítimo”[3]. Esa debe también ser nuestra confesión, si queremos vivir piadosamente para la gloria de Dios.

2)    Representación del Reino
Marco Bíblico
En Romanos 1:13-15, Pablo es comisionado por Dios, para anunciar el evangelio a los judíos y gentiles. Este es el principio de la delegación de autoridad a los seres humanos. Dios comisionó a Pablo, para anuncia el evangelio a otros.
La autoridad total de Dios, no puede estar en las manos de una sola persona o un grupo élite. Porque el poder corrompe; y el poder absoluto, corrompe absolutamente.
La delegación de autoridad fue dada por Dios, a la humanidad. Génesis 1:26, se le entrega el mandato de gobernar sobre toda la creación, a la humanidad: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y que señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”. Pero, el pecado ha hecho que muchos quieran tener le poder de gobernar tiránicamente, sobre otros. El pecado por naturaleza, provoca que deseemos ser el centro del universo y todos los demás, nos deben servir a nosotros.
Para que esto no se dé, Dios ha delegado Su autoridad, en diferentes esferas de gobierno o instituciones, con autoridad delegada y que se deben respectar, como lo establece Pablo en Romanos 13. Estas esferas o instituciones fundamentales son: el autogobierno, la familia, la iglesia y el gobierno civil, entre otras. Si reconozco la soberanía de Dios en mi vida, puedo someterme a la autoridad que el Señor ha puesto sobre mí. Si soy hijo(a), a los padres; si soy miembro de una iglesia, a los pastores o líderes; si soy ciudadano, a las autoridades respectivas; si soy trabajar, al jefe.
Marco Histórico.
Los reformadores comprendieron muy bien este principio y desafiaron a las autoridades abusivas de su época. Ellos desafiaron a reyes, emperadores, monarcas, obispos, papas, concilios, dietas y otros, limitando su poder. Esto fue el origen de las actuales democracias occidentales, donde el gobierno era representativo y elegido por votación popular.
Uno de los principios protestantes más relevantes, es “el sacerdocio de todos los creyentes”. Significa que los creyentes no necesitan de un sacerdote o intermediario, entre ellos y Dios. Cualquier sistema o creencia, que coloque a un ser humano, como mediador entre Dios y los creyentes, está equivocado. “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5).
Usted no necesita a un sacerdote, o pastor, o un clero que le medie la gracia de Dios. El desafío de la Reforma es que usted mismo se presente delante de Dios, a través de la obra de Cristo Jesús. Como bien lo dice el escritor a los Hebreos: Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro… “Pero sin fe es imposible agradar a  Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Heb. 4:16; 11:6).
Usted puede adorar a Dios, en cualquier lugar sin necesidad de que nadie te medie. Acércate a Dios, ríndete al Señor Jesucristo, cree en las promesas de la Biblia, obedece su Palabra, vive en santidad y piedad.

3)    Ley-Palabra del Reino
Marco Bíblico
Pablo escribe que el evangelio es poder de Dios, para la salvación (Romanos 1:16-17). Este pasaje fue el que le dio la luz, que Lutero necesitaba, para tener paz para con Dios. Él vio el poder del evangelio y la vida de fe, del justo. Eso cambió su vida para siempre, dándoles la vida eterna que buscaba y la paz que necesitaba para con Dios.
Este poder está en las Escrituras; ellas son la revelación, infalible, inerrante, suficiente y transformacional de Dios. Todo lo que necesitamos para creer en Dios y nuestros deberes para con nuestro prójimo, están en las Escrituras. La Biblia es el poder de Dios para salvación. ¿Quieres el poder de Dios en tu vida, para vivir por fe y para fe? Lee, estudia, medita, obedece y ama las Escrituras.
Marco Histórico.
Las escrituras habían sido encubiertas por siglos. Los que se atrevían a traducirla al lenguaje común, sufrían la muerte. La Reforma Protestante, sacó a la luz las Escrituras. Su lema era “Sola Scritura”, solo las Escrituras son suficiente.
Para Martín Lutero, las Escrituras dirigían su vida y pensamiento. Ante la dieta de Worms, en 1521, ante la insistencia de que se retractar de sus escritos, él dijo lo siguiente, ante el emperador, los nobles y los clérigos presentes:
No puedo ni quiero retractarme a menos que se me pruebe, por el testimonio de la Escritura o por medio de la razón, que estoy equivocado; no puedo confiar ni en las decisiones de los Concilios ni en las de los Papas, porque está bien claro que ellos no sólo se han equivocado sino que se han contradicho entre sí. Mi conciencia está sujeta a la Palabra de Dios y no es honrado ni seguro obrar en contra de mi propia conciencia. ¡Qué Dios me ayude! Amén”[4].
Lutero fue un conocer de las Escrituras y fue a través de su estudio y meditación del texto sagrado, que encontró la paz con Dios. El texto que iluminó su corazón fue: “Mas el justo por la fe vivirá”. Su vida cambió, porque el poder de Dios, los transformó, y empezó a vivir por fe (Sola Fide).
Otro de los reformadores, Juan Calvino, escribió: “La palabra de Dios enseña no para instruirnos a balbucear ni para convertirnos en elocuentes y sufrientes; sino para reformar nuestra vida para que se conozca que deseamos servir a Dios y darnos enteramente a Él y conformarnos a su buena voluntad”[5].
Los reformadores tenían muy arraigado el principio de Sola Scriptura, que llevaron la palabra de Dios a todos. Eso dio origen a las traducciones de la Biblia, así, que son los protestantes quienes dan un impulso a la traducción de las escrituras al lenguaje común de todos los pueblos.

Martín Lutero, la tradujo al alemán (1522);

William Tyndale, al inglés (1530);

Pierre Robert Olivétan, al francés (1535);

Oddur Gottskálkssonusing, al islandés (1540);

Arzobispo Mikael Agricola, al fislandés (1548);

Casiodoro de Reina, al español (1569)[6].

Estos son algunos ejemplos históricos, de cómo la reforma promovió la traducción de las Escrituras a otros idiomas, para que todos puedan leer y estudiar la Palabra de Dios en sus idiomas maternos. Desde que Gutenberg imprimió la Biblia, hace cinco siglos, se han vendido 6.000 millones de ejemplares, en El Mundo Magazine, 4 de enero de 2009, se afirma que ...ya ha sido traducida a 2 254 idiomas. Aún falta por editarla en 4.500 lenguas[7].

Definitivamente, para los reformadores del s. XVI, las Escrituras son el Poder de Dios para salvación. ¿Qué es para ti, la Biblia? ¿Qué lugar ocupa las Escrituras en tu vida?


4)    Sanciones del compromiso al Reino
Marco Bíblico
La enseñanza de Pablo es los capítulos 1:18 al 3 de Romanos; es desafiante: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Uno puede ver el contraste, el capítulo 4, donde Abraham es el padre de la fe, “creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia (Romanos 4:3).
Hay sanciones o consecuencias por la obediencia o desobediencia al a palabra-ley del Dios soberano. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23). Dios demanda un compromiso de obediencia a Su Palabra y servicio al Reino de Dios. Si queremos ser verdaderos discípulos de Cristo, debemos vivir en santidad y piedad.
Marco Histórico.
¿Cómo era la vida religiosa en el siglo XVI? Aquí una descripción de la forma en que vivían el clero:
“La corrupción del clero era grande, la ignorancia de los instrumentos designados para predicar era necia, la mundanidad del Papado era motivo de escándalos”[8]… “La universidades y las escuelas de lo burgos permitían a los laicos criticar la ignorancia que prevalecía en las tres cuartas partes del clero, así como la codicia y el lujo de los demás”[9].
En ese ambiente de inmoralidad, corrupción, lujuria, codicia y otros pecados de los líderes religiosos, fue que la reforma adquirió fuerza y se extendió por todo el mundo conocido. ¿Por qué logró la Reforma tener este gran impacto? La razón es que promovieron una vida de obediencia a las Escrituras, la santidad y piedad.
Estas son algunas de las enseñanzas de los Reformadores, sobre la evidencia, de una vida entregada a Cristo.
Juan Calvino escribió: “Dios nos ha prescrito un camino para glorificarlo, a saber, la piedad, que consiste en la obediencia a su Palabra. El que traspasa estos límites no se ocupa de honrar a Dios sino, más bien, de deshonrarlo”[10] …”La palabra de Dios es central para el desarrollo de la piedad cristiana en el creyente”[11].
Martín Lutero escribió: “Esta reina (la Sagrada Escritura) debe dominar; todos deben obedecer y someterse a ella. No deben ser maestros, jueces o árbitros de ella, sino simples testigos, discípulos y confesores, ya sean el papa, Lutero, Agustín, Pablo o un ángel del cielo. Ninguna otra doctrina debe ser transmitida y oída en la iglesia más que la pura palabra de Dios, pues de otra manera, los doctores y oyentes con su doctrina serían anatema”[12]
Ser creyente piadoso era un asunto de vida o muerte. ¿Vivirás en obediencia a la Palabra de Dios, o vivirás en desobediencia a Dios y Su Palabra?

5)    Herencia del Reino
Marco Bíblico
Pablo expresa el gran deseo de ir a Roma, para comunicarles algún don espiritual, a fin de que sean confirmados (Romanos 1:11). Más adelante, les explica del trabajo que ha estado haciendo, para comunicar el evangelio en todos lados, Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno, sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; Y los que nunca han oído de él, entenderán (Romanos 15:20-21).
Pablo quería dejar una herencia, a su generación y las siguientes, el mensaje del Reino de Dios. Cada momento en que predicó, el trabajo que realizó, las cartas que escribió, el tiempo dedicado en la enseñanza y el discipulado de otros, es parte el hermoso legado del apóstol a los gentiles, Pablo.
Es un legado que ha pasado de generación a generación. Ha habido momentos en la historia, que parece que se pierde, pero Dios, siempre levanta nuevos iluminarias, le no dejan que la luz del evangelio se apague. La Reforma Protestante, significó un gran despertar, un extraordinario avivamiento, que cambió el curso de la historia y una vez más, las verdades del evangelio iluminaron en el mundo.
Marco Histórico.
“La reforma en realidad no fue un solo movimiento, sino una serie de estallidos similares de la fuerza religiosa”[13]. La influencia de la Reforma del siglo XVI ha alcanzado niveles inimaginables. Las ideas dela Reforma Protestante ayudaron “a los cristianos a entender la piedad en términos de vivir y actuar cada día conforme a la voluntad de Dios (Rom. 12:1-2), en medio de la sociedad humana… la espiritualidad protestante se centró en cómo vivir la vida cristiana en familia, el campo, la fábrica y el mercado”[14].
Si vamos a dejar la misma herencia de fe, que hemos recibido, debemos ser verdaderos discípulos de Cristo, comprometidos con la verdad del evangelio, dispuestos a vivir piadosamente en obediencia a la Palabra de Dios, y entregando una herencia a nuestros hijos, la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 1:3).

Conclusiones
Uno de los predicadores del siglo XVI, dijo: “Quitad la Palabra, y no quedará fe alguna”[15]. Estamos viviendo en la época, donde hay un esfuerzo sistemático por quitar la Palabra de Dios del centro del cristianismo, debemos preguntarnos: ¿Qué vamos a hacer para continuar con la enseñanza de las verdades bíblicas?
La Reforma Protestante reivindicó las verdades centrales del Reino de Dios.
1)    Colocó el honor, la gloria y la soberanía de Dios, en el sitio de más alto lugar en las vidas de las personas, las familias, las instituciones y las naciones. A nosotros nos toca, vivir bajo la misma consigna: ¡SOLI DEO GLORIA!, solo le damos la gloria a nuestro Dios soberano.
2)    Los predicadores de la Reforma, abrieron el camino para la libertad religiosa y civil, al enseñar que todos los seres humanos son libres, vivir por la verdad de Dios, y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Juan 8:32). A nosotros nos toca seguir predicando lo mismo, para enseñar el sacerdocio universal de todos los creyentes.
3)    La Reforma hizo que las Escrituras alumbraran con al poder, que todos conocieron de las enseñanzas bíblicas. Nos toca seguir su ejemplo, para discipular a otros bajo la consigna de Sola Scriptura y Solo Cristus. ¿Qué significa para ti, la Biblia? ¿La lees y meditas diariamente? ¿Eres desafiado a vivir en obediencia a la Palabra de Dios? ¿Qué estás haciendo para que la Palabra de Dios llegue a más personas? 
4)    Las consecuencias del estilo de vida no se pueden ocultar. Por sus frutos los conoceréis. La Reforma recalcó la gran necesidad de vivir vidas piadosas y entregadas a la obediencia a Dios. Eso mostraría quiénes son verdaderos discípulos de Cristo.
Hoy que tenemos el germen del “nominalismo”, personas que creen que ser cristianos es un asunto de moda, o para acallar su consciencia, participan de actividades religiosas, los fines de semana u otros días. Pero, eso no es así. Debemos vivir nuestro cristianismo bajo la premisa de  Sola Fide y Sola Gratia; cuando aprendamos a vivir dependiendo de la gracia de Dios y a afirmar nuestra fe, en las Escrituras, se notará que Cristo habita en nosotros.
5)    Aquí quiero retar a los padres de familia. Ustedes son los principales responsables de trasmitir la fe a sus hijos. Edúquenlos en el temor del Señor, dediquen tiempo a la lectura y enseñanza de las escrituras. Oren diariamente, con ellos. Modelen la fe a sus hijos, para que aprenda viéndoles confiar en el Señor y depositar su fe en las promesas de Dios.
Satanás, te recordará tus pecados y errores del pasado; Dios te dirá lo que serás, si confías en Él. ¿A quién oirás? Recordar a lo que pasó en el siglo XVI, nos ayuda a afirmar en nuestros corazones, que cuando oyes la palabra de Dios, crees en esa promesa hecho por el Señor y la obedeces fielmente; todo es posible. Te reto a que vidas por la Palabra de Dios y dejes que el Espíritu Santo reforme tu vida, para la gloria de Dios Padre. ¡Soli Deo Gloria!

Bibliografía

Beeke, J. (2008). La espiritualidad puritana y reformada. Graham, EEUU: Publicaciones Faro de Gracia.
Lutero, M. (2008). Martín Lutero: Intérprete bíblico. Buenos Aires, Argentina: Editorial Concordia.
McNeill, J. (S.F.). Los forjadores del Cristianismo, Tomo 2. Barcelona, España: Editorial CLIE.
Vila, S., & Santamaría, D. (1976). Enciclopedia Ilustrada de historia de la Iglesia. Barcelona, España: Editorial CLIE.






[2] Beeke, J. (2008), pág. 3.
[3] Idem.
[4] http://www.desarrollocristiano.com/articulo.php?id=639, visitado el 24 de octubre de 2014.
[5] Vila, S. y Santamaría, D. (1979), pág. 119
[6] http://www.wycliffe.net/BTT-ES.html, revisado el sábado 25 de octubre de 2014
[8] Vila, S. y Santamaría, D. (1979), pág. 111.
[9] McNeill, J. (s.f.), pág. 194.
[10] Beeke, J. (2008), pág. 3.
[11] Ídem, pág. 7.
[12] Lutero, M. (2008), pág. 9.
[13] McNeill, J. (s.f.), pág. 203.
[14] Beeke, J. (2008), pág. 21.
[15] Ídem, pág. 5.

SERMONES DE PEDRO

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