sábado, 2 de mayo de 2020

SERMONES DE PEDRO


INTRODUCCIÓN
En los anteriores sermones se ha explorado la forma en que los discípulos de Jesús se desarrollaron como una comunidad unida que crece, ama y adora. Esto los llevó a demostrar el poder del Espíritu Santo atendiendo las necesidades del pueblo: sanando, haciendo milagros y enfrentando las obras de Satanás; todo esto como una expresión del evangelismo que hacían en todo lugar.
Ahora, se verá la forma en que los apóstoles proclamaron el evangelio de Jesucristo en el contexto judío y en los diferentes territorios del Imperio Romano hasta llegar a la Ciudad Eterna, Roma. Los sermones de Pedro tienen como característica básica el dar testimonio de Jesús como el Mesías prometido; aunque cada uno tiene un origen particular.
Hay que recordar que el expositor es un simple pescador que había estado tres años siguiendo a Jesús. Él no tiene preparación profunda en las Escrituras ni en el arte de la exposición bíblica. Una revisión en los evangelios notamos a un hombre común, capaz de decir las palabras más sublimes: “tu eres el Hijo del Dios Altísimo”, como las frases que recibieron la censura de Jesús en estos términos: “apártate de mí Satanás”. Ese es el predicador que trastornó a Jerusalén con su predicación, todo porque fue transformado por el poder del Espíritu Santo.
Le daremos una mirada a tres de los sermones de Pedro y qué se puede aprender de lo expuesto por el humilde pescador de Galilea: 1) El sermón de Pentecostés, 2) El sermón en el Pórtico de Salomón y 3) El sermón a los gentiles.

1)    El sermón de Pentecostés (Hechos 2:14-42).
Este sermón ocurre después del derramamiento del Espíritu Santo en la fiesta de Pentecostés, y fue una defensa bíblica de lo ocurrido. En el Comentario Bíblico Latinoamericano se hace la siguiente explicación del sermón de Pedro:
La interpretación de Pedro sobre la experiencia de Pentecostés se ve en su discurso que estuvo centrado en cinco ejes clave relacionados con Jesús: su ministerio terrenal, su muerte, su resurrección, su exaltación y su papel como Salvador. Estos son los ejes vertebrales de la confesión de fe de los primeros cristianos, conocidos como el kerigma, y se encuentran en la mayoría de los discursos registrados en Hechos (Padilla, Acosta y Velloso, p. 1384).
Los cinco ejes básicos del argumento de Pedro en su sermón se repetirán a lo largo de la proclamación de los primeros cristianos, donde la figura de Jesús es central. ¿Qué fue lo que dijo Pedro, que provocó que se conmovieran sus oyentes?
a)    Pedro explicó el acontecimiento de la venida del Espíritu Santo como el cumplimiento de la profecía de Joel 2:28-32. Las Escrituras se cumplieron ese día y la comunidad de discípulos recibió un impulso divino, para cumplir la misión encomendada por Jesús.
b)    Hay una presentación de lo que Jesús hizo entre ellos, incluyendo su pasión, muerte y resurrección como el cumplimiento del designio divino revelado en las profecías del Antiguo Testamento; además, de la ascensión y la exaltación de Jesús como Señor y Cristo (Mesías) de todo.
c)    Un llamado al arrepentimiento y a bautizarse como símbolo de que Dios los ha perdonado de sus pecados, y así Dios envíe su Santo Espíritu.
El resultado de esta primera proclama evangélica por parte de Pedro fue la conversión de unas tres mil personas, formándose una comunidad de discípulos que perseveraban en la doctrina de los apóstoles, la comunión unos a otros, el partimiento del pan y las oraciones (Hechos 2:42).
Aplicación: En medio de la realidad que estamos viviendo, este mensaje nos reta a seguir la línea de Pedro para anunciar el evangelio de Jesús sin importar las circunstancias que nos rodean. El mensaje evangélico que el mundo debe escuchar es este: Las Escrituras nos señalan a Jesús como el único medio de salvación para todas las personas; si crees por fe este mensaje debes arrepentirte de tus pecados y pedirle perdón al Señor, para que Él envíe su Santo Espíritu y renueve tu vida completa. 
¿Crees en el mensaje del evangelio, para vivir comprometido a obedecer la palabra de Dios? 

2)    El sermón en el Pórtico de Salomón (Hechos 3:11-26)
El segundo sermón se da luego de que Pedro y Juan sanaron a un hombre cojo de nacimiento, los testigos del evento se llenaron de asombro y espanto ante lo ocurrido (Hechos 3:1-10). Por eso, el sermón es una explicación y defensa (apología) de la reciente sanidad del cojo, hecha en la puerta de la Hermosa.
a)    El tema central de su mensaje es Jesús el Mesías que fue prometido a sus antepasados, Abraham, Isaac y Jacob; quién fue entregados por todos los oyentes para que fuera ejecutado por los romanos. Pero, Dios lo levantó de los muertos y los apóstoles son testigos de ese acontecimiento.
b)    La sanidad hecha al cojo fue por la fe en el nombre de Jesús, el Mesías prometido; en Su nombre habían dado sanidad al hombre.
c)    Su sermón “termina con un llamado al arrepentimiento y a la conversión como requisito previo para el perdón de pecados” (Padilla, Acosta y Velloso, p.1387). En todo momento, hay un llamado al arrepentimiento para que del Señor traiga tiempos de perdón. Además, de un llamado a oír las enseñanzas del nuevo Moisés, las enseñanzas de Jesús. La sanidad es solo la evidencia de la manifestación de la gracia salvadora para todo aquel que crea por fe en Jesús, como Señor y Salvador. 
El resultado es triple. Por un lado, Pedro y Juan son encarcelados y llevados el siguiente día ante el concilio para amenazarles de que deben dejar de predicar en nombre de Jesús (Hechos 4:1-22). Y el otro resultado es que se convirtieron unas cinco mil personas (Hechos 4:4); además, de que los discípulos se unieron en oración para pedir a Dios fortaleza para seguir predicando a Jesús (Hechos 4:23-31). 
Aplicación: Las necesidades sociales debemos verlas como las oportunidades para dar lo que tenemos de Dios, tal y como lo hicieron Pedro y Juan ante la necesidad del cojo. Estamos ante una pandemia que ha desnudado la bancarrota espiritual de las personas a nuestro alrededor, ha derribado los ídolos económicos y políticos sobre los que estaban la confianza de los pueblos a nivel global, ha mostrado lo frágil del tejido familiar y está despertando al pueblo de Dios para que se arrepienta de sus pecados y vuelva su corazón a Dios. Estamos viviendo un tiempo para anunciar el evangelio, mientras brindamos nuestra mano al necesitado de alimento, al necesitado de una palabra de ánimo y confianza en Dios, a las necesidades espirituales de nuestras familias. Este es tiempo para predicar el arrepentimiento de pecados y volvernos en humillación a Dios, es un tiempo para mirar el rostro de Dios y pedirle que envie su Santo Espíritu. 
¿Qué necesidades tienes donde debe intervenir Dios, a través del anuncio del evangelio de Jesús?

3)    El sermón ante gentiles (Hechos 10:34-44).
Este sermón se originó en la visión que Dios le dio a Cornelio para que buscara a Pedro, y la visión que Dios le mostró a Pedro para que fuera a ver a Cornelio (Hechos 10:1-33). Hay que recordar que Cornelio es un gentil, un centurión romano. Los judíos no visitaban las casas de los gentiles porque creían que se contaminaban. Así que es Dios quién envía a Pedro a anunciar el evangelio a la casa de un gentil, para que se inicie la predicación a los gentiles y su incorporación a la iglesia. 
a)    Este sermón de Pedro es una presentación del evangelio de Cristo ante Cornelio y su casa. Algo curioso porque en los planes de Pedro no estaba la predicación del evangelio a los gentiles, pero en los planes de Dios si estaba, y a partir de aquí se derriba la barreras raciales y religiosas, para que los gentiles formen parte del pueblo de Dios.
b)    El sermón fue el preámbulo del derramamiento del Espíritu Santo sobre gentiles (Hechos 10:44) y el informe a la iglesia de Jerusalén, llegando a estar admirados de la obra de Dios: “Cuando los hermanos de Jerusalén oyeron estas cosas, se callaron y alabaron a Dios, diciendo: –¡De manera que también a los que no son judíos les ha dado Dios la oportunidad de volverse a él y alcanzar la vida eterna!” (Hechos 11.18, DHH).
Aplicación: Debemos reconocer que en el evangelio no hay distinción de personas, todos deben escuchar la proclamación del evangelio y a todos se les llama a vivir para Cristo Jesús. Reconocemos que es Dios quién salva, nosotros debemos predicar a Jesús y este crucificado. Es a través de la predicación del Evangelio que el Espíritu Santo puede derribar toda barrera de incredulidad, de ignorancia, de desconfianza, de ateísmo, de odio, de orgullo, en fin, cualquier tipo de barrera que estemos levantando y nos aparte de Dios.
¿Qué barrera te está separando de Dios y es momento de que sea derribada por el evangelio? 

CONCLUSIÓN
Termino con una pregunta: ¿cuántas cosas debes saber para que, gozando de esta consolación, puedas vivir y morir dichosamente? (Nyenhuis, p. 2); además, la respuesta es en esencia el mensaje del evangelio.
Son tres cosas las que debemos saber:
1)    Cuán grande son mis pecados y miserias. En todo mensaje bíblico, debe haber una confrontación a los oyentes con su realidad: somos pecadores y debemos reconocernos como tal, junto con las miserias que esto implica. Somos pecadores porque pecamos y pecamos porque somos pecadores. No es suficiente con reconocerte como pecadores, debes aceptar que has transgredido los mandamientos de Dios y has ofendido a Dios.
2)    De qué manera puedo ser librado. Lo siguiente que necesitamos saber es la manera en que podemos ser librados de nuestros pecados y las miserias. La única solución la proveyó el mismo Dios, a través de la obra de Jesús en la cruz, para que el Espíritu Santo nos aplique la redención. Debes reconocer tu necesidad de un Salvador, no te puedes salvar a ti mismo. La salvación es la intervención divina en nuestras vidas, para resucitarnos de nuestra tumba de delitos y pecados. En la predicación del evangelio se ofrece la salvación a todas las personas en estos términos: "todo el que tenga sed, venga a Jesús el agua viva; todo aquel que tenga hambre, venga a Jesús el pan de vida eterna; todo aquel que esta cansado y agobiante, venga a Jesús quién puede darte descanso". ¿Vienes a Jesús? 
3)    La gratitud que debo a Dios por su redención. Si he sido librado de la esclavitud del pecado, lo que sigue es vivir en gratitud a Dios por salvarme. Como discípulo de Jesús, debo vivir para darle gloria a Dios. Esa es una de las características de un verdadero discípulo, está dedicado a darle la gloria a Dios con todo lo que piensa, siente, habla, hace y vive.
Y, ¿como respondes ante la proclamación del evangelio? Solo tienes dos posibilidades: te rindes al señorío de Jesús o lo rechazas completamente.

Bibliografía.
Padilla, C. René, Milton Acosta y Rosalee, ed. Velloso. Comentario Bíblico Contemporáneo: Estudio de toda la Biblia desde América. Buenos Aires, Argentina: Certeza Unida, 2019. Impreso.
Nyenhuis, Gerarld. Comentario del Catecismo de Heidelberg: 52 estudios breves. Coyoacán, México: Publicaciones El Faro, 1990. Impreso.


domingo, 17 de septiembre de 2017

HEREJÍAS TRINITARIAS

HEREJÍAS TRINITARIAS[1]
INTRODUCCIÓN
Tal vez se esté preguntando, ¿por qué razón debemos ver estos temas, y si serán relevantes para nuestra vida espiritual y desarrollo congregacional? El tema es vital, debido a que el mismo Jesús dice que: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3). Conocer al único Dios verdadero es importante, porque en eso consiste la vida eterna. Sino conozco al dios verdadero, no tengo la vida eterna.
Por eso, nos proponemos establecer la verdadera doctrina ortodoxa[2] de la Trinidad y las principales herejías, que se han presentado.

             I.              DOCTRINA DE LA TRINIDAD
Antes de analizar los principales errores doctrinas que se han dicho de la doctrina de la Trinidad, veamos las afirmaciones teológicas y bíblicas, para comprender mejor esta verdad bíblica tan importante para nosotros.
Una comprensión teológica y bíblica del quién es Dios nos ayudará a caminar por la senda de una espiritualidad bíblica y nos acercará al Dios vivo y verdadero.
1)    Afirmaciones teológicas.
El Catecismo Menor, pregunta y respuesta N°6, nos enseña lo que debemos afirmar sobre la doctrina bíblica de la Trinidad:
“¿Cuántas personas hay en la Divinidad? R/ Hay tres personas en la Divinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; y estas tres personas son un solo Dios, las mismas en sustancia, iguales en poder y en gloria (Mat. 3:16, 17; 28:19; 2 Cor. 13:11; 1 Juan 1; 5: 18; Hch. 5:3-4; Heb. 1:3)[3].
Básicamente, lo que nos enseña es que Dios existen en tres personas: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo; no son tres Padres, ni tres Hijos, ni Tres Espíritus Santos. Son un solo Dios, iguales en su esencia, poder y gloria. Por eso debo adorar a un solo Dios, que es tres personas.
En la Confesión de Fe de Westminster capítulo II artículo III, se lee:
“En la unidad de la Divinidad hay tres Personas, de una sustancia, poder y eternidad; Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. El Padre no es engendrado ni procede de nadie; el Hijo es eternamente engendrado por el Padre, y el Espíritu Santo procede eternamente del Padre y del Hijo”[4].
Este párrafo nos amplía lo expuesto anteriormente, describiendo la relación dinámica que existe en la Divinidad: Dios el Padre no es engendrado ni procede de nadie, es el creador de todo y el que decreta la redención. Dios el Hijo, es eternamente engendrado por el Padre, expresando la relación filian que tienen y a la vez, estableciendo su obra redentora al ser enviado a tomar cuerpo humano, para morir por nuestra salvación. Y Dios Espíritu Santo, fue enviado (precede) del Padre y del Hijo, para aplicar los beneficios de la redención.
La doctrina de la Trinidad es un esfuerzo para definir la plenitud de la Deidad en términos de su unidad y su diversidad. La formulación histórica de la Trinidad es que Dios es uno en esencia y tres en persona. Aunque esta fórmula es misteriosa y paradójica, no conlleva de modo alguno una contradicción. Con respecto a la esencia o el ser, se afirma la unidad de la Deidad; con respecto a la persona, se expresa la diversidad de la Deidad[5].
El gran teólogo del siglo XVIII, Jonathan Edward, expresa así lo que es la Trinidad, dándonos una idea más clara de cómo podemos entenderlo mejor:
 “Y supongo que esta es esa bendita Trinidad de la que leemos en las Santas Escrituras. El Padre es la Deidad sustentadora en el principio, sin origen y más absoluta, o la Deidad en su existencia directa. El Hijo es la Deidad generada por la inteligencia de Dios (logos), o al tener una idea de él mismo y permanecer en ella. El Espíritu Santo es la Deidad sustentadora en la práctica, o la esencia divina fluyendo y respirando sucesivamente en el amor infinito de Dios y el deleite en sí mismo. Y creo que toda la esencia divina subsiste verdadero y claramente tanto en la idea divina como en el amor divino, y que cada una de ellas son personas debidamente diferenciadas”[6].
Es importante reconocer que en la Divinidad hay unidad (un solo Dios), como diversidad (tres personas). Esto es lo que algunos teólogos han descrito como el principio del uno y los muchos, concepto importante que señala la necesidad de la afirmación del individuo (uno) y su convivencia en comunidad (muchos).
2)    Afirmaciones Bíblicas.
Ante las afirmaciones teológicas, debemos encontrar las afirmaciones bíblicas, ¿qué dicen las Escrituras sobre la doctrina de la Trinidad? Lo que encontramos en la Biblia es afirmación de la existencia de un solo Dios, la unidad de la Divinidad, y encontramos la afirmación de que cada persona de la Divinidad es Dios.
a)    Unidad de la Divinidad
En los siguientes textos, se afirma que solo existe un solo Dios; por lo tanto, demuestran la unidad en la Divinidad.
Deuteronomio 6:4  
(6:4) Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.
Isaías 44:6; 45:5; 1:1-31  
(44:6) Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.
(45:5) Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí.
Jeremías 10:10
(10:10) Mas Jehová es el Dios verdadero; él es Dios vivo y Rey eterno;
1 Corintios 8:4; 6  
(8:4) Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios.
(8:6) para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.
Efesios 4:5-6  
(4:5-6)  5un Señor, una fe, un bautismo, 6un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
b)    Diversidad de la Divinidad
La afirmación bíblica de que cada una de las personas de la Divinidad son el único, verdadero y eterno Dios, lo podemos demostrar por varios pasajes; pero hay dos que nos ayudarán a demostrar la doctrina de la Trinidad.
Mateo 3:16-17  
(3:16-17)  16Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. 17Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.
Mateo 28:19  
(28:19) Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
2 Corintios 13:14  
(13:14) La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.
1 Pedro 1:2  
(1:2) elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.
Si hay textos que afirman la solo existencia de Dios, y hay textos que afirman la que el Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios, llegamos a la conclusión de que Dios es uno en esencia y tres personas.
             
             II.             HEREJÍAS TRINITARIAS
A través de la historia, las verdades expuestas anteriormente, ha sido atacadas para eliminar la doctrina bíblica de la Trinidad. Si esa verdad es eliminada, no comprenderemos correctamente ni a Dios ni el evangelio, por lo tanto, la salvación provista por Jesucristo y aplicada por el Espíritu Santo estarían en dudas.  
Por eso, expondremos algunas de las principales herejías que se han presentado en la historia, con la observación de que actualmente, siguen apareciendo con otros nombres y matices, pero los mismos errores del pasado.
Trataremos tres que se caracterizaron por atacar la verdad ortodoxa de la Trinidad: “la monarquiana referida (principalmente) al Padre; la arriana, al Hijo; y la macedonia, al Espíritu Santo”[7]
1)    Monarquismo.
Herejía que se desarrolló en el siglo II d.C. y es “la tendencia al énfasis en la unidad de Dios, y rechaza la Trinidad personal”[8].
“El Monarquianismo fue dividido en dos grupos principales: los monarquíanos dinámicos y los monarquíanos modales: El Monarquianismo Dinámico enseña que Dios es el Padre y que Jesús es sólo un hombre, negando la subsistencia personal del Logos y que el Espíritu Santo es una fuerza o presencia de Dios el Padre. El Monarquianismo Modal enseña que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son sólo modos de la única persona la cual es Dios. En otras palabras, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no son personas simultáneas y separadas, sino modos consecutivos de una sola persona”[9].
Esta herejía fue llevada a muchas otras más, que posteriormente fueron eliminadas por los diferentes defensores de la ortodoxia cristiana. 
2)    Arrianismo.
Esta herejía fue promovida por Arrio que fue presbítero de Alejandría en el siglo IV d.C. Un historiador de la iglesia de Cristo, describe la idea principal de esta herejía en estos términos:
“La enseñanza arriana pretendía dar una explicación racional del dogma cristiano de la Trinidad, al extremar la diferencia entre las personas del Padre y del Hijo hasta el punto de negar a éste el atributo divino. El Padre, es el único ser realmente eterno. El Hijo es engendrado, es decir, creado por el Padre, y no existía antes de ser engendrado; en consecuencia, no es igual ni consustancial al Padre… Jesús es Dios por denominación y adopción, y no es Hijo por naturaleza, Es, empero, la más perfecta de las criaturas”[10].
La herejía arriana provocó una gran sisma o división en la cristiandad en los siglos III al V d.C. Para lograr la defensa de la fe ortodoxa, se convocó al Primer Concilio Ecuménico de la cristiandad, el Concilio de Nicea que se reunió en el 325 d.C. De esta reunión de los obispos cristianos, se aprobó el Credo de Nicea, que defiende la doctrina de la Trinidad. El Credo de Nicea dice así: 
Creemos en un solo Dios, Padre Todopoderoso, creador de Cielo y Tierra, de todo lo visible e invisible. Creemos en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho. Que por nosotros y por nuestra salvación bajó del cielo: por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen y se hizo hombre. Por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato: padeció y fue sepultado. Resucitó al tercer día, según las Escrituras, subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre. De nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin. Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe en una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creemos en la Iglesia, que es una, santa, universal y apostólica. Reconocemos un solo bautismo para el perdón de los pecados. Esperamos la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. AMEN[11].
3)    Macedonianismo. Herejía que negaba la divinidad del Espíritu Santo, y lo consideraban una creatura del Hijo. El Espíritu Santo no es Dios, sino un instrumento creado que Dios utiliza[12]. Lo consideraban una fuerza impersonal, que Dios utilizaba para llevar a cabo sus propósitos eternos.

CONCLUSIONES
A manera de conclusión, me gustaría darles algunas recomendaciones que se desprenden del este estudio, para nuestras vidas como cristianos.
1)    Espirituales. “Tenemos la tendencia a convertirnos en aquello que admiramos y disfrutamos. Y cuanto mayor sea nuestra admiración, mayor será la influencia que aquello ejercerá sobre nosotros”[13]. Al conocer más al Dios Trino, y amarlo como es, serás transformado a su imagen y semejanza. La verdadera espiritualidad es un camino donde se admira al Dios Trino y su obra redentora, para que nos transforme según su voluntad.
2)    Educativos. La educación cristiana hace el énfasis en el individuo (principio de individualidad), Dios nos creó únicos, diferentes y con habilidades y talentos que nadie más tiene, somos su creación especial; pero, debemos relacionarnos con otros (principio de unidad y unión), donde nuestra diferencia bendice y complementa al prójimo, nuestros dones y habilidades fueron dadas para ayudar a otros, en eso radica el amor al prójimo. Sino educamos a nuestros hijos bajo estos principios, estaremos llevándolos por una senda donde les contará más comprender al Dios de la Biblia, que uno y muchos a la vez.
3)    Ser discípulo. Jesús nos dijo: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-32). Si quieres ser un verdadero discípulo de Jesús, debes permanecer en la verdad de las Escrituras, debes conocer la verdad del evangelio, debes conocer a Dios Trino cada día. Solo así serás un verdadero discípulo de Cristo, solo así serás libre para servir a Dios.

Bibliografía

Orr, J. (1988). El Progreso del Dogma. Barcelona, España: Editorial CLIE.
Piper, J. (2005). Sed de Dios. Barcelona, España: Publicaciones Andamio.
Piper, J. (2006). Los Deleites de Dios. Miami, Florida: Editorial Vida.
Ramírez, A. (2010). Los estándares de Westminster. San José, Costa Rica: Editorial CLIR.
Sproul, R. (1996). Las Grandes Doctrinas de la Biblia. Miami, Floridad: Editorial UNILIT.
Vila, S., & Santamaría, D. (1979). Enciclopedia ilustrada de la historia de la Iglesia. Terrassa, Barcelona: Editorial CLIE.




[1] Sermón predicado el domingo 17 de setiembre de 2017, en la iglesia Ministerios Centro Cristiano de Cartago.
[2] Ortodoxa: que sigue fielmente los principios de una doctrina.
[3] (Ramírez, 2010, pág. 121)
[4] Ídem, pág. 11.
[5] (Sproul, 1996, pág. 37)
[6] (Piper, Sed de Dios, 2005, pág. 45)
[7] (Orr, 1988, pág. 86)
[8] Ídem, pág. 88
[9] http://www.miapic.com/monarquianismo, visitado el sábado 16 de setiembre de 2017.
[10] (Vila & Santamaría, 1979, pág. 205)
[11] http://www.contra-mundum.org/castellano/declaraciones/Credos.html, visitado el sábado 16 de setiembre de 2017.
[12] http://www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=historiap94, visitado el sábado 16 de setiembre de 2017.
[13] (Piper, Los Deleites de Dios, 2006, pág. 18)

domingo, 11 de junio de 2017

¡SEÑOR, AUMÉNTANOS LA FE!

¡SEÑOR, AUMÉNTANOS LA FE!
Texto: Hebreos 11:13-16
INTRODUCCIÓN
En las últimas semanas, hemos dado un vistazo a lo que significa vivir por fe. En Hebreos 11, hay una lista grande de personajes que con su ejemplo, nos dan testimonio de cómo se vive para Dios.
Pero, la fe es más que confiar en que Dios me va a ayudar a salir de una situación que estoy pasando. La fe nos debe llevar a ver más allá de la situación particular, nos deben llevar a ver a Dios actuar, en medio de lo que vivimos. Incluso, nos debería trascender lo temporal, para adentrarnos en lo eterno; en lo que Dios está llevando a cabo y me está haciendo partícipe.
Creo que la oración que debe hacer en nuestros corazones es: ¡Señor, auméntanos la fe! Porque todas estas personas, lograron mucho y sin embargo, fue poco comparado con las promesas que se le hicieron; pero, no creo tenerla fe que ellos tuvieron, para vivir de la manera en que vivieron.
ESQUEMA DEL TEXTO
¿Cómo podemos comprender este texto, para comprenderlo mejor? La estructura que tiene el texto es el siguiente:
13Conforme a la fe murieron todos éstos
sin haber recibido lo prometido,
sino        mirándolo de lejos,
                                               y creyéndolo,
y saludándolo,
y confesando que eran extranjeros y
peregrinos sobre la tierra.
14Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria;
15pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver.
16Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.
Esto es lo que nos enseña el texto, de cómo podemos aumentar nuestra fe y vivir como hombre y mujeres de fe en Dios.
1)    La fe los preparó, les permitió y fortaleció para enfrentar la muerte, sin haber recibido todas las promesas, sobre los cuales cimentaron su fe. Ellos se arriesgaron a vivir y morir por su fe. Estuvieron dispuestos a todo, aún hasta morir sin que se cumpliera lo prometido, pero con la confianza puesta en Dios, de que se cumpliría con el paso de los años y otros la verán.
La promesa hecha a Abraham fue darle la tierra de Canaán y hacer de él una gran nación (Génesis 12:3). El cumplimiento no lo vio mientras vivió, porque nunca heredó la tierra, y solo conoció a Isaac, su hijo y a los hijos de Isaac, Esaú y Jacob (Génesis 21:5; 25:7, 26).
¿Se cumplió la promesa hecha a Abraham, mientras vivía? No, murió sin verlo. Pero, se cumplió con el tiempo, porque la promesa hecha a Abraham se cumplió en Cristo Jesús, en quien la descendencia de Abraham, ha heredado la tierra y su pueblo es numeroso.
Abraham sabía que las promesas de Dios son eternas, y por eso, nunca consideró que las cosas temporales, pudieran quitarle el lugar que solo lo tenía Dios y Su voluntad.
Doctrina Bíblica: Todo creyente debe vivir y morir por fe. Por eso cual, debe alimentarse diariamente con la Palabra de Dios: “Así que la fe es por el oír y el oír, por la Palabra de Dios (Romano 10:17).
¿Estás alimentando tu fe con la Palabra de Dios diariamente? ¿La estás leyendo, oyendo o cantando? Debes desarrollar el hábito de oír la Palabra de Dios. Debes esforzarte, porque si no estás alimentado tu fe en las promesas de Dios, vas a tener una fe débil para enfrentar la vida y la muerte.
Los Reformadores lo expresaron de la siguiente manera, en la pregunta y respuesta N°1 del Catecismo de Heidelberg, compuesto en 1563:
P.1. ¿Cuál es tu único consuelo tanto en la vida como en la muerte? R/ Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte, no me pertenezco a mí mismo, sino a mi fiel Salvador Jesucristo, que me libró del poder del diablo, satisfaciendo enteramente, con su preciosa sangre, por todos mis pecados, y me guarda de tal manera que sin la voluntad de mi Padre celestial ni un solo cabello de mi cabeza puede caer, antes es necesario que todas las cosas sirvan para mi salvación. Por eso también me asegura, por su Espíritu Santo, la vida eterna y me hace pronto y aparejado para vivir en adelante según su santa voluntad.
2)    Por la fe, murieron viendo de lejos (visión) creyeron (obediente), saludaron (pasión) y confesaron (compromiso) la promesa que Dios les dio. Ellos vivieron por fe, porque su fe les llevó ver, obedecer, tener pasión y comprometerse con la Palabra y promesa que Dios les dio. Ellos estaban anhelando la gloria de Dios; ellos la vieron, creyeron, la disfrutaron y confesaron la gloria de Dios, como una realidad presente.
Abraham tenía anhelos. Uno de ellos era tener una descendencia, tener hijos. Pero, aunque se cumplió la promesa de tener un hijo y una descendencia; no fue nada en comparación de anhelar la gloria de vivir para los propósitos eternos de Dios, y ser un eslabón en la gran cadena de la historia redentora.
Ese fue el gran anhelo de Abraham y todos los que, por fe, vivieron anhelando la gloria de Dios. Ellos estaban “intoxicados de Dios”, vivieron y murieron por fe en Dios y sus promesas.
Doctrina Bíblica: La Gloria de Dios es lo más sublime, hermoso y el anhelo más profundo de todo discípulo de Cristo. Por lo tanto, el fin principal de todo ser humano es anhelar la gloria de Dios, mientras disfrutan de Dios para siempre (Catecismo de Westminster, pregunta y respuesta N°1).
¿Anhelas profundamente la gloria de Dios? Como los escribió el autor, John Piper, en su excelente libro Los Deleites de Dios:
“La verdadera dimensión de un alma se ve en sus deleites. Lo que revela nuestra excelencia o nuestra vileza no es lo que deseamos con diligencia, sino lo que anhelamos con pasión. El alma se mide por sus vuelos: algunos bajos, otros altos. El corazón se conoce por sus deleites y las satisfacciones nunca mienten… El valor y excelencia de un alma se miden por el objeto de su amor” (pág. 17).
Dime qué anhelas profundamente, y te diré quién eres y cuál es tu verdadero compromiso de vida. El mismo autor escribió: “Tenemos la tendencia a convertirnos en aquello que admiramos y disfrutamos. Y cuanto mayor sea nuestra admiración, mayor será la influencia que aquello ejercerá sobre nosotros” (pág. 18). ¿Qué admiras y disfrutas más, en tu vida? Sino es el Dios de la Biblia y su Palabra, ¿qué puede ser? Porque en influenciará tu vida y en ese te convertirás.
3)    La razón del tipo de fe que mostraron estos creyentes. El texto nos dice la razón, ellos buscaban algo superior a la realidad que tenía, una patria celestial; un lugar donde está Dios. Ellos anhelaban estar con Dios. Por eso, Dios no se avergüenza de llamarse Su Dios, porque ellos no se avergüenzan de Dios y sus promesas: “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles” (Marcos 8:38).
Aunque Abraham y todos los demás, fueron personas de fe y vivieron por fe, siempre apuntaron a un destino mejor. Un destino centrado en Dios mismo. En realidad, vivieron centrados en lo que Dios les revelaba de su voluntad.
Vivieron obedeciendo a la voz de Dios, en vez seguir los ofrecimientos de poder, riqueza, fama y gloria que este mundo ofrece. Todo esto es basura, en comparación con una vida centrada en Dios.
Y como sello a la fe de estas personas, Dios no se avergüenza de usar sus nombres como apellido: Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, Dios de Rahab, Dios de Noé, Dios de David…
Doctrina Bíblica: Dios nunca se avergonzará de Sus Hijos; porque ellos, no se avergüenzan de Su Dios, y lo llaman Padre.
¿Confiesas a Jesús, como tu Señor y Salvador, delante de otras personas; con tus hechos y tus palabras? ¿Demuestras, con tu vida, que Jesús es tu Señor?
CONCLUSIONES
¿Por qué debemos aumentar nuestra fe, para anhelar un mejor destino centrado en la gloria de Dios? Este texto nos señala cuatro razones para aumentar diariamente nuestra fe en Dios, para tener una vida de fe centrada en la gloria de Dios.
1)    Porque por la fe, debes abrazar las promesas eternas de la gloria de Dios, en vez de lo temporal.
¿Cómo logras abrazar las promesas eternas de la gloria de Dios? Tiene que desarrollar el hábito de oír, leer, meditar y estudiar la Palabra diariamente, tanto de manera personal como familiarmente.
2)    Porque por la fe, debes busca un mejor destino, uno centrado en Dios y Sus Promesas, en vez de los ofrecimientos del mundo.
¿Cómo logras para buscar un mejor destino centrado en Dios? Solo se hace al caracterizar tu vida por la obediencia a la Palabra de Dios. Para que las promesas de Dios sean una realidad en tu vida, debes obedecer la voluntad de Dios, expresada en las Escrituras.
3)    Porque por la fe, debes anhelar la gloria de Dios, en vez, de los deseos vanos y pecaminosos.
¿Cómo logramos anhelar la gloria de Dios? Dios es glorificad, no solo cuando vemos su gloria, sino cuando nos regocijamos en ella (Piper, 2009, pág.92). No es lo mismo hablar de las propiedades deleitosas de la miel, que probar la dulzura de la miel.
La clave de tu éxito como discípulo de Cristo es anhelar y disfrutar de la gloria de Dios, tanto en esta vida como en la siguiente.
4)    Porque por la fe, debes rendirte completamente a Dios y confesarlo delante de las personas, para que Él no se avergüenza de ti.
¿Cómo Dios no se va a avergonzar de nosotros? Solo si lo confesamos delante de otros. Si nuestras conversaciones son un disfrute de las excelencias de Dios; solo si nuestros pensamientos, se elevan a anhelar comprender la voluntad de Dios, en las situaciones que estamos viviendo. Solo si nuestro tiempo, está dedicado a servir a Dios y el prójimo.

Trabajos citados

Piper, J. (2006). Los Deleites de Dios. Miami, Florida: Editorial Vida.
Piper, J. (2009). La pasión de Dios por Su Gloria. Miami, Florida: Editorial Unilit.

SERMONES DE PEDRO

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